Cuatro son las características que definen el lenguaje de Camilo José Cela

Camilo José Cela, escritor. / RR SS.
Camilo José Cela.

Cuatro son las características estilísticas que constituyen los rasgos definitorios del lenguaje celiano, a sabiendas, el popularismo, el hipérbaton, el lirismo y la musicalidad.

Cuatro son las características que definen el lenguaje de Camilo José Cela

El lenguaje de la novela picaresca se caracteriza por su sencillez, espontaneidad y naturalidad como corresponde a la descripción realista de las escenas de la vida cotidiana  aunque, a veces, las tendencias del « barroco » hicieron perder a la prosa su primitiva  llaneza, complicándola con las geniales retorsiones a que la vemos sometida. Por ejemplo, en  El Buscón de Francisco de Quevedo, podemos sacar más de una ilustración.

  En La Familia de Pascual Duarte,como novela con aspectos picarescos muy claros, el lenguaje que nos sirve para conocer la sobrecogedora vida del personaje nos demuestra, ya desde el comienzo, que nos hallamos ante la fuerza poderosa de un gran escritor. Efectivamente, Camilo José Cela parece manejar el lenguaje hasta sus extremas posibilidades expresivas.

  Cuatro son las características que definen el lenguaje Celiano no, exclusivamente, en La Familia de Pascual Duarte sino que las podemos encontrar en sus demás obras. Dichas características son:

El popularismo

  Lo demuestra la gran cantidad de vocablos rurales,  proverbios, frases hechas y la toponimia. Recorren toda esta novela. Por ejemplo:

 “ El vino no es buen consejero ”. (pág. 78).

 “El pez muere por la boca, dicen, y dicen también que quien mucho habla mucho yerra, y que en boca cerrada no entran moscas”. (pág. 78).

   Acerca de esta caracterísitca, Luis Blanco Vila[1] cita unas frases que las atribuye a Vicente Zamora:

  “Asombra verdaderamente el caudal de vocabulario popular y vivo, acarreado de aquí y de alla, que C. J. C. Emplea en su prosa: Nombres de vientos, de plantas, de animales, vivísimo sentido de la composición de voces, dentro de las normas de lo peculiar idiomático; el apasionado amor por la toponimia menor. Vocablos que han estado ahí durante siglos, arrinconados en el habla local o rural, o dormidos en viejos textos, salen ahora de nuevo, lozanos, al servicio de esa realidad de la literatura de Camilo José Cela ”.pág. 128.

El hipérbaton

  Entendemos por este concepto, una figura retórica consistente en la alteración del orden lógico o normal de las palabras o de las oraciones. Este hipérbaton es muy abundante en La Familia de Pascual duarte. Dice Pascual por ejemplo:

“Mi madre tampoco lloró la muerte de su hijo; secas hubiera de tener las entrañas una mujer con corazón tan duro que unas lágrimas no le quedaran siquiera para señalar la desgracia de la criatura ”. (pág. 52).

  En lo que  toca a este rasgo dice el mismo Luis Blanco Vila[2] en su libro Para Leer a Camilo José Cela:

 “Veamos el hipérbaton utilizado asiduamente por Cela en Pascual Duarte. Esta figura de orden sintáctico, que originariamente según Lausberg, consistía en la separación de dos palabras lógicamente y sintácticamente unidas, para poder introducir entre ellas una oración o palabra complementarias o aclaratorias, adquiere en Cela el carácter de un modo de expresarse, hasta el punto de que nos parece entender que sus personajes – y el mismo narrador, acoplado a su ambiente locucional – se expresan de forma hiperbática de manera habitual ”. pág. 129.

El lirismo

 Es el carácter de lo que tiene la capacidad para inspirar un sentimiento íntimo, intenso o sutil.

Antes de detallar esta idea, uno puede notar la doble naturaleza de Pascual Duarte. Pero pocos se han detenido en el profundo lirismo que rezuma el personaje, capaz de articular metáforas y poesía entre tanta truculencia. Su luna de miel por ejemplo, nos muestra nuevas facetas de Pascual: Ahora es tierno, cariñoso juega con su compañera:

“Por el camino hicimos alto tal vez hasta media docena de veces, por refrescarnos un poco, y ahora me acuerdo con extrañeza y mucho me da que vacilar el pararme a pensar en aquel rapto que nos diera a los dos de liarnos a cosechar margaritas para ponérnoslas, uno al otro, en la cabeza ”.(pág. 72).

En el mismo orden nos da a conocer a Lola:

 “Estaba hermosa como pocas veces... Lola se dejaba besar con una sonrisa de una mártir de los tiempos antiguos”. (pág. 65).

  Ahora bien, ¿cómo que un asesino en serie, reo a  muerte y primitivo es capaz de todo eso?

   Además nos sorprende este Pascual con su gran refinamiento:

 “El resto de la casa no merece la pena describirlo, tal era su vulgaridad ”. (pág.25).

 A mi modo de ver, pienso que, evidentemente, Pascual Duarte es un enfermo mental, un marginado al que se le niega lo bueno de la existencia, y que no puede ser sino malo, aunque él quiere convencer de lo contrario:

  “Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para  serlo”. (pág. 21).

La musicalidad

 El autor demuestra, también, en esta su primera novela una gran virtud musical. Pues, recorre la confesión del condenado a muerte una tonalidad quejumbrosa, lamentatoria y resignada. Dicha tonalidad aparece en cada instante. Estilísticamente, se refleja en la tendencia a alargar la frase y posponer el verbo. Tendencia que si a veces puede parecer un eco del Lazarillo, conlleva casi siempre el valor de un signo de meditación plañadera. Por ejemplo, Pascual afirma:

“¡La mujer que no llora es como la fuente que no mana, que para nada sirve, o como el ave del cielo que no canta, a quien, si dios quisiera, le caerían las alas, porque a las alimañas falta alguna les hacen! ”.(pág. 53).

 Conforme con las situaciones, los lamentos de Pascual se extreman naturalmente al ir refiriendo  este último al mal logro de su hijo y el vacío de su hogar. Pero, es en los incisos reflexivos de los capítulos VI, XIII y XVII es donde alcanzan mayor vibración. Acongojado, triste, amargado y arrepentido, Pascual llora con palabras:

 “Yo respiro mi aire, que entra y sale de la celda porque con él no va nada, ese mismo aire que a lo mejor respira mañana o cualquier día el mulero que pasa ...yo veo la mariposa toda de colores que revoloteaba torpe sobre los girasoles, que entra por la celda, da dos vueltas y sale, porque con ella no va nada, y que acabará posándose tal vez sobre la almohada del director...yo cojo con la gorra el ratón que comía lo que yo dejara, lo miro, lo dejo - porque con él no va nada – y veo cómo escapa con su pasito suave a guarecerse en su agujero ”.(pág. 60).

 En todo caso, lo que importa es señalar que este trémolo quejumbroso del pesimismo del prisionero, infunde al relato una mayor unidad, como lo que es: La confesión de un condenado a muerte.

 

Conclusiones
 Resumiendo, se puede decir que, verdaderamente, la lectura atenta de las obras del premio Nobel español Camilo José Cela, sobre todo, en  esta su primera novela titulada La familia de Pascual Duarte, publicada en los ya tan oscuros años de la posguerra  en España del siglo XX, dejan traslucir la presencia de cuatro características estilísticas que constituyen los rasgos definitorios del lenguaje celiano, a sabiendas, el popularismo, el hipérbaton, el lirismo y la musicalidad.

 

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[1] Vila, Luis Blanco, Para Leer a Camilo José Cela, Madrid, ed. Palas  Atenas, 1991, pág. 128.

[2] Ibid. Pág. 129.

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