Situación crítica, abandono y maltrato: así es el Mar Menor

La Manga, Mar Menor, España. / Archivo
La Manga, Mar Menor, España. / Øyvind Holmstad enWikimedia Commons.
Peces, aves y crustáceos aparecen muertos en la laguna de agua salada de mayores dimensiones de Europa. Las organizaciones y ciudadanos exigen acciones. 
Situación crítica, abandono y maltrato: así es el Mar Menor

Región de Murcia. Albufera de agua salada, con figuras de protección (incluida la lista Ramsar), amenazada por un proceso de eutrofización: contaminación provocada por el exceso de nutrientes en el agua, especialmente nitrógeno y fósforo, procedentes en su mayor parte de la actividad del hombre en el sector agrícola y ganadero.

En la agricultura, los fertilizantes nitrogenados abonan los cultivos, se filtran en la tierra y llegan a los ríos y a las aguas subterráneas, trasladándose a la mayor albufera de España. Por si esto fuera poco, los excrementos de los animales, ricos asimismo en nutrientes, terminan contaminando las aguas cercanas si no se gestionan debidamente. Los residuos urbanos aportan detergentes con fosfatos. La actividad industrial viene acompañada de nitrogenados como fosfatados entre otros muchos tóxicos. La contaminación atmosférica suma a todo lo anterior emisiones de óxidos de nitrógeno y azufre que producen lluvia ácida que también va a parar al agua. Y la actividad forestal añade residuos forestales que se degradan en las aguas de la albufera aportando a esta todo el nitrógeno y el resto de nutrientes que tenía la planta de la que se trate.

La consecuencia es un exceso de nutrientes -según la información que aportan distintos medios consultados-  que hace que las plantas y otros organismos crezcan en abundancia. Crecimiento y putrefacción provocan un consumo de gran cantidad del oxígeno disuelto y aportan materia orgánica (fango) en abundancia. Todo ello afecta a la calidad de las aguas y estas adquieren un olor nauseabundo que afecta al turismo y a las personas (problemas respiratorios y sanitarios). En la actualidad, la muerte de peces, crustáceos e incluso aves demuestra que el daño no solo es aparente. La acuicultura también aporta nutrientes a las aguas circundantes, y las algas pueden causar que un cauce que era navegable, deje de serlo. "Los animales afectados pueden  actuar como vector afectando a otras especies y alcanzar a los humanos", se plantea.  A todo lo dicho hay que sumar el aprovechamiento que realizan las especies invasoras de las nuevas condiciones y desplazan a los organismos locales.

La situación del Mar Menor es crítica

La situación del Mar Menor es crítica. Todos hemos podido ver en reportajes emitidos estos días por distintos canales de televisión la ingente cantidad de peces muertos. Otras especies, como los caballitos de mar, siembran la alarma: en el año 2016 se habían perdido el 85% de las praderas marinas de la albuifera murciana; pero en 2012, la cifra de caballitos de mar rozaba los 190.000 ejemplares. La comunidad científica cifra a día de hoy en unas pocas docenas el número de estos animales marinos.

La causa de este desastre radica, según las organizaciones medioambientalistas, en el constante vertido de nitratos provenientes de los abonos químicos que las grandes explotaciones agrícolas realizan en las últimas décadas. Como catalizador de esta expansión del cultivo, están los sucesivos trasvases de agua del Tajo al  Segura denunciado por esas mismas organizaciones ecologistas.

Décadas de abandono y maltrato han dejado al Mar Menor al borde del colapso ambiental. Ya en el año 2019 se vivió un episodio de mortandad masiva. Ahora se estima que han aparecido unas cinco toneladas de peces y crustáceos  muertos en la orilla del Mar Menor, cuando no buscando la última bocanada de oxígeno para seguir con vida.

Los pasos que se han venido dando -con mutuas acusaciones de la Comunidad al Gobierno y de este a la Comunidad Autónoma- parecen conducir irremediablemente en los últimos años a la transformación del Mar Menor a la idéntica situación vivida en el Asia Central con la sequía del Mar Aral: un lago o mar interior, que se ha secado por el desvío de los ríos que lo alimentaban. @mundiario 

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