Silvia Abascal: "Sentí que en la enfermedad también podía encontar la visita de una maestra"

La actriz Silvia Abascal.
La actriz Silvia Abascal.
Silvia Abascal acaba de escribir un libro donde narra de forma valiente la forma en la que vivió el ictus que sufrió hace dos años, y del que se está recuperando maravillosamente.
Silvia Abascal: "Sentí que en la enfermedad también podía encontar la visita de una maestra"

Silvia Abascal es una de esas actrices de belleza serena, toda una profesional, que ha demostrado ser alguien increíble en todos los sentidos. Acaba de escribir un libro titulado “Todo un viaje”, donde cuenta cómo vivió el ictus que sufrió el 2 de abril de 2011, cuando se preparaba para acudir a la clausura del festival de cine de Málaga.

Pude verla y escucharla el sábado pasado cuando acudió al programa de Telecinco – El Gran Debate- donde aprecié a través de sus palabras como la capacidad para aceptar la cara amarga de la vida en algunas personas se convierte en una oportunidad para aprender, y  para crecer más si cabe. Del mismo modo el conductor del programa Jordi González, en un arranque de excesiva consideración tuvo un par de detalles carentes del gusto que en otras ocasiones ha ofrecido a sus invitados, pidió que el público no aplaudiera ante la amplificación del sonido que sufría a consecuencia del ictus, algo normal, pero al volver de la publicidad insistió: ¡No!, ¡No aplaudan! ¡Qué está enferma! Entiendo que no lo hizo con mala intención,  pero a cualquier persona con un poco de sensibilidad este tipo de afirmaciones nos parecen poco adecuadas, creo que nuestra lengua es lo suficientemente rica como para haber dicho lo mismo de otra manera. Incluso terminando la entrevista, donde la protagonista comentaba que acababa de escribir el libro, y sentía el vacío que le habían dejado los días de escritura, el presentador le comentó la terrible depresión que sufrió Miguel Ángel al acabar de pintar la Capilla Sixtina, a lo que Silvia de forma elegante le contestó que efectivamente no era comparable tan inmensa obra, y que esperaba que no le ocurriera lo mismo, está claro que a veces por querer ser excesivamente atentos no pasamos algún pueblo.

Silvia contó como perdió el oído, el que poco a poco fue recuperando, y como de forma milagrosa mientras leía la pantalla del mp3 con los cascos puestos, intentaba cada día percibir la melodía, y ocurrió el milagro, con un tema de Alejandro Sanz cuyo título fue providencial:  “Lo ves”.  Fue en ese preciso instante con toda la emoción contenida, cuando pudo ver y oír. Para Alejandro, amigo de la actriz, fue como un regalo escucharla cuando le contó lo que pudo vivir mientras escuchaba su canción. Habló de su hermana mayor, “la columna vertebral de mi familia”, una hermana con síndrome de Down pero que es todo un Up, alguien de quien ha aprendido millones de cosas, como algo fundamental y es que vive el presente, cuando nosotros nos perdemos a diario bien en el pasado incambiable o en el futuro no nacido.

Tuvo que aprender de nuevo, Silvia es alguien valiente, de esas personas que aparecen como ejemplo, para simplemente aprender que dependiendo de la forma en la que te tomes determinados hechos en tu vida,  puede hacer que dentro de la oscuridad, entiendas y puedas superar de forma magistral tragos como este de un regusto amargo que no apetecen nada, pero a los que hay que mirar de frente, y luchar de forma audaz. Transformándolos, con la disciplina y la paciencia que conlleva atravesar un proceso como el que ella sufrió. “Desde el primer día de mi hemorragia cerebral sentí que en la enfermedad también se podía encontrar la visita de una maestra. Ella me ha entregado una profunda lección de valoración, superación y conciencia».

Sin pensar en la desgracia, sin lamentarse por la enfermedad, con una sonrisa clara y limpia, no hay ningún reproche a la vida, tan sólo la fuerza que desde su interior ha sabido empujar a la superficie, una máquina que es posible poner en marcha cuando el destino da un giro y te pone contra la cuerdas, luchar con ánimo y determinación es la mejor cura que puede existir ante la adversidad. Grande Silvia.

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