8-M: Si nosotras paramos, se para el mundo

Protesta de mujeres en Madrid. / @Huelga8Marzo
Protesta de mujeres en Madrid. / @Huelga8Marzo

> Concentraciones en toda España por el Día de la Mujer, con intervención de los Mossos para evitar los cortes en Barcelona por la huelga feminista. > Roto el silencio parece que hemos descubierto que somos muchas y juntas se puede avanzar en un camino en el que las leyes no lo consiguen.

8-M: Si nosotras paramos, se para el mundo

Por una “sociedad más justa e igualitaria” reza el lema que ha unido a más de 170 países en torno a la reivindicación del 8 de marzo, después de aquel día de 1857 en el que un grupo de obreras textiles tomase la iniciativa para protestar por sus míseras condiciones laborales. Medio siglo después, en marzo de 1908, Nueva York volvió a protagonizar una jornada que tiñó de violeta para siempre esta reivindicación: 129 empleadas de la fábrica Sirtwoot Cotton fueron encerradas y quemadas por su “patrón” para acallar el reclamo de sus derechos laborales.  

Con una movilización concebida de abajo arriba, este 8 de marzo las mujeres están llamadas a unirse y a reclamar la igualdad de derechos, haciendo visible la importancia de su papel en la sociedad. Esta jornada está inspirada en el “día libre de las mujeres” de Islandia en el año 1975, en el que el 90% de las féminas dejaron de trabajar para salir a manifestarse por la igualdad real en todos los ámbitos. Aquella reivindicación dejó una huella imborrable y, por ejemplo, la representación femenina que era del 5% del parlamento se incrementó notablemente y un lustro después llegó a la presidencia la primera mujer, Vigdis Finnbogadottir. Desde entonces, la isla se ha erigido en el adalid de la igualdad y el ejemplo a seguir en muchos lugares del mundo.

El machismo estaba presente en el siglo pasado, y sigue presente en este. Como diría Charles P. Scott, “los comentarios son libres pero los hechos son sagrados”. Y los hechos son los que son: el 35% de las mujeres han sufrido violencia física y/o sexual en el último año, según la ONU. La brecha salarial mundial es del 23%, un 16,2% en Europa, las mujeres dedican el triple de tiempo a las labores domésticas que los hombres, etc. En el ámbito político representan una quinta parte del total y  así podríamos seguir con los hechos hasta reparar en uno de los últimos episodios sucedidos en Rusia contra la única candidata a la presidencia, Ksenia Sobchak, que soportó en directo como uno de los aspirantes al Kremlin la tildaba de imbécil o prostituta.

En España, la crisis económica y la pérdida de derechos sociales han hecho retroceder a las mujeres en el camino que están llamadas a recorrer

En España, la crisis económica y la pérdida de derechos sociales han hecho retroceder a las mujeres en el camino que están llamadas a recorrer.  Mucho se ha hablado de la recuperación económica que, sin embargo, llega de manera desigual a  hombres y mujeres. Los últimos datos de la EPA reflejan que las paradas superan en medio millón a los parados, cuando en 2013 era equivalente. El Foro Económico Mundial ha alertado de que España está en el puesto 106 de 145 en términos de brecha salarial, ahí es nada. Y es que la distancia media de salarios entre hombres y mujeres se ha incrementado desde el 21% al 23% en términos anuales. Y el INE publica que después de tener un hijo, casi el 30% de las mujeres solicita una reducción de jornada, frente al 3% de los hombres. El 70% de los ejecutivos son hombres y el 30% de mujeres. Aquí está la verdadera brecha salarial, la que marca de una manera determinante la maternidad y que supone un punto de inflexión en la carrera profesional de ellas, que la paraliza, al tiempo que ellos progresan sin que los retraiga la paternidad. No puede aceptarse el error de paralaje, ni la hipocresía de aquellos que dicen que la brecha salarial no existe porque legalmente no se permite, ni tampoco que, de existir, procede de la tradicional ventaja comparativa en formación. Hoy las mujeres están tan o más preparadas que sus compañeros, y las penaliza el hecho de ser mujer y el rol que les ha sido asignado en la sociedad.

Roto el silencio parece que hemos descubierto que somos muchas y, juntas se puede avanzar en un camino en el que las leyes no lo consiguen. Es preciso cambiar los códigos culturales y sociales de los países. Va hacer falta algo más que un algoritmo como el que propone Google para calcular el salario de sus empleados y resolver los problemas de fondo de la desigualdad. Se necesitan más movimientos #Metoo, #YoTambién o #Time’sUp para alcanzar la meta. No se puede esperar a que la inconsistencia temporal de las políticas cortoplacistas que se adoptan sustituyan a los planes de fondo que urgen.

Marie Curie, Elisabeth Blackwell, Valentina Tereshkova, las hermanas Fernández de la Vega, Ángeles Alvariño, Antonia Gunther y otras tantas mujeres que han luchado y transgredido para convertir en obsoletos los clichés y hacerse un hueco en el avance de la sociedad, no pueden quedarse solas. Hay que apoderarse del relato y empujar entre todas para romper el techo de cristal. Ellas debieran ser el referente a seguir. No las defraudemos. No tengamos miedo. @mundiario

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