¿Por qué Sánchez omite Navidad y no Ramadán cuando felicita?

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Felicitaciones de Pedro Sánchez.

La diferencia entre la felicitación de Sánchez a los musulmanes, citando expresamente el Ramadán, mientras omite referirse a la Navidad en estas fiestas ha sido muy criticada, puesto que si el Estado es aconfesional y se trata de eludir lo religioso,no caben estas diferencias.

¿Por qué Sánchez omite Navidad y no Ramadán cuando felicita?

Ha molestado a mucha gente que el actual presidente del Gobierno, que con tanta diligencia y de modo tan expresivo felicita el “Ramadán” a los musulmanes, haya felicitado estas fiestas de modo general sin aludir a la Navidad. Lo que evidentemente es una notable diferencia. Basta con ver las redes sociales. Es evidente que hay una variante substantiva entre ambas felicitaciones.

Para la sociedad civil, la Navidad es, sobre todo, una tradición sociocultural con la que los políticos deberían ser un poco más respetuosos; o si se prefiere, inteligentes. Sociológicamente, la sociedad es variada, pero algunas tradiciones como ésta tienen un peso que rebasa lo meramente religioso. Todo ello provoca todos los años por estas fechas evitables conflictos: desde determinados carteles y usos a la supresión de belenes, en tanto en otros casos, como las fiestas de determinados colectivos sus símbolos se acogen y extienden como si representaran a toda la sociedad, tal es el caso de las fiestas “gay” y otras. Ha habido colegios donde se han llegado a tirar a la basura por profesores belenes de los alumnos, en tanto los musulmanes disfrutan de menús y trato especial durante el Ramadán o incluso los viernes, y otros casos parecidos.

En ese sentido, algunos ayuntamientos, como el de A Coruña, gobernado por la contrata gallega de Podemos han metido la pata al tratar de quitar el sentido tradicional a determinadas fiestas: En 2016 invitó a los coruñeses, con motivo de la festividad de San Juan, a saltar nueve y siete olas para cumplir deseos o fomentar la fertilidad, cuando se trata de tradiciones que nunca se han celebrado en A Coruña y teniendo en cuenta que el baño está totalmente prohibido en las playas de Riazor y Orzán durante la noche del 23 de junio.

El solsticio de invierno

Es evidente que, en muchos sentidos, la Iglesia cristianizó tradiciones precedentes, cosa que se advierte especialmente en Galicia, donde, si se hurga en el origen de vírgenes, santos y tradiciones diversas, suele aparecer un culto pagano precedente, muchas veces relacionado con necesidades humanas como la fertilidad o una buena cosecha.

Pero la Navidad, si se quiere como tradición sociocultural es la Navidad. Muchos celebran estos días, volviendo al pasado el Solsticio de Invierno de los romanos. Es decir, el nacimiento del Dios-Sol, que otros llamaron “Sol quieto o Sol invencible”.

Esta posición se da en el punto de la eclíptica en el que el Sol alcanza su posición más austral. El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Sur (-23º 27') y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia, y por eso, a esta circunstancia se la llama también solsticio (“Sol quieto”) de invierno. En este instante en el hemisferio Sur se inicia el verano. Es decir, por eso los argentinos pueden celebrar la Navidad tomando el sol en la playa.

En su afán por cristianizar el orbe conocido, la Iglesia se sirvió de numerosos recursos, como el de aprovechar las creencias y supersticiones de los pueblos paganos, de modo que cambió con facilidad una cosa por otra. Hubo que esperar, empero, a los siglos III-IV para que se fijara el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre.

Nadie discute que a la Iglesia se vino muy bien la fuerte tradición romana del Solsticio de Invierno, que eran una de las grandes celebraciones de su mundo. De modo que el papa Julio I fijó el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, aunque el examen del Evangelio hace pensar que los pastores que tuvieron la primera noticia del nacimiento de Cristo no acamparían al raso precisamente en invierno, porque la temperatura de Judea en aquella época no invitaba especialmente a ello, lo que ha llevado a la conclusión que el nacimiento tuvo que tener lugar en otro tiempo, bien entrada la primavera o en verano.

De modo que la fiesta se fue perfeccionado, despojándose de “paganidad” para adquirir su actual perfil, si bien algunas de las tradiciones actuales tienen origen posterior y variado: El nacimiento que colocamos en las casas fue una ocurrencia de San Francisco de Asís, y el árbol de Navidad es otra tradición de origen pagano, procedente de Escandinavia. @mundiario

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