Tres rosas por cada alma que perdió su sonrisa aquel fatídico once de marzo
Más de doscientos ángeles subieron al cielo: un once de marzo les robaron su vida. Velan por nosotros, mas sentimos aún su aliento y sus almas no están aún apagadas.
Un fatídico once de Marzo del 2004, muchas personas se disponían a ir a realizar su vida, su día a día. Algunos tenían mil sueños, otros estaban empezando a vivir. Todos eran novios, hijos, hermanos, amigos... En definitiva, eran amantes de la vida, aquella que fue truncada sin un motivo aparente e injustamente. Les robaron ese sueño, ese triunfo hacia la esperanza tardía. A todos ellos, a sus familias y amigos les dedico estas palabras:
Más de doscientos ángeles subieron al cielo,
un once de marzo les robaron su vida.
Velan por nosotros, mas sentimos aún su aliento,
les arrebataron su sonrisa inacabada.
Más de doscientos ángeles subieron al cielo,
mas sus almas no están aún apagadas,
sentimos su presencia, en nuestro corazón, vivos sus suspiros en vilo
y nunca serán olvidados por nuestra memoria agotada
por este dolor inmenso de la pérdida del querer de los ángeles sin olvido,
en esta conciencia iluminada
por las más de doscientas almas, que nos velan sin recelo.
Les arrebataron su derecho a la esperanza tardía y vivida,
su tesoro más preciado y por otros necesitado,
sus sonrisas aún no están apagadas,
viven presentes en nuestra alma, lloramos todavía sin consuelo
y nuestros ojos derraman lágrimas por la ausencia amargada,
cuando los ángeles subieron y reposaron sus dulces alas en el cielo.