Ricardo Díez Hochleitner, un español universal respetado en todo el mundo

Ricardo Díez Hochleitner. / Fundación Independiente
Ricardo Díez Hochleitner. / Fundación Independiente

Economista y diplomático, nació en Bilbao en 1928, y fue presidente del Club de Roma. Abogó siempre por la sostenibilidad y el medio ambiente.

Ricardo Díez Hochleitner, un español universal respetado en todo el mundo

No dejan de caer las malas noticias. También de amigos que nos dejan y de los cuales no te has podido despedir como quisieras, visitándole antes en el hospital, así como acompañando a su viuda, sus hijos, nietos, bisnietos y demás familiares después en el tanatorio o funeral, para darles un abrazo y comentarles en persona la importancia que tenía el fallecido en tu vida.

Una de esas personas que ha dejado huella es Ricardo Díez Hochleitner, que falleció el 1 de abril de 2020 en Madrid. Nacido de padre español y madre alemana el 11 de agosto de 1928, se crió en Bilbao, estudió Ciencias Químicas en Salamanca, se doctoró en Karlsruhe e hizo un master de Administración de Empresas en Georgetown. Obsesionado con la educación, prestó servicios en la Administración colombiana entre 1952 y 1957, la UNESCO en París entre 1958 y 1962 y nuevamente entre 1965 y 1968, el Banco Mundial en Washington entre 1962 y 1964, y el Ministerio de Educación y Ciencia en Madrid entre 1969 y 1972. Primero como secretario general técnico y después como subsecretario, siendo corresponsable de la Ley General de Educación de 1970 que marcó un antes y un después. 

En 1976 se incorpora al Club de Roma, del cual es presidente entre 1990 y 2000. Acompaña a Jesús de Polanco y Francisco Pérez González en sus proyectos empresariales, siendo vicepresidente de Timón, Grupo Editorial Santillana y la Fundación Santillana, así como consejero de El País y de Prisa, entre 1977 y 2003. Dadas las estrechas relaciones existentes entre Prisa y Bertelsmann, conocí al “maestro”, como le llamábamos con cariño, poco después de mi llegada a Madrid en 1985. Nos involucramos en varios proyectos, por ejemplo, el Círculo y el Foro Hispano-Alemán, así como en el patronato de la Fundación Bertelsmann. 

Visitarle en su despacho de la calle Ulises de Madrid era un privilegio, porque sabía escuchar y transmitir su conocimiento y sus experiencias. En reuniones de trabajo te enriquecía con sus recomendaciones sensatas y fáciles de llevar a la práctica. Personalidad de carácter humilde, de naturaleza optimista y de buen humor, valía la pena escucharle, cuando predicaba sobre los límites del crecimiento y los riesgos del cambio climático, así como la necesidad de multiplicar los esfuerzos educativos en todo el mundo. A los líderes políticos y empresariales les pedía más diálogo, más compromisos y más acción para solucionar los problemas del planeta. Y a los demás, responsabilidad, solidaridad y ambición para alcanzar la excelencia. Palabras que hoy en día, con el coronavirus azotándonos despiadadamente, son más actuales que nunca.

Cuando fue nombrado en 2008 “Español Universal” por la Fundación Independiente, se publicó un libro-homenaje en el cual el expresidente de Colombia Belisario Betancur resaltaba que Ricardo Díez Hochleitner “dispuso que su entrada en la historia lo haría llevado de la mano de la verdad, de la ciencia y de la enseñanza”, el exsecretario general de Presidencia Bernardino León hacía hincapié en su brillante currículo que “ha contribuido a llevar el nombre de España hasta foros o lugares en que no estábamos presentes” y el entonces copresidente del Foro Hispano-Alemán Gerd Schulte-Hillen le definía como “un gentleman, dirían los ingleses, ein wirklicher Herr, para los alemanes, un grand seigneur, como los franceses lo titularían, y un gran caballero, según el mundo y la cultura castellana”. Para mí fue un amigo paternal al que echaré de menos y recordaré siempre. DEP, querido Ricardo Díez Hochleitner. @mundiario

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