La representación mediática de Marruecos y España en el diario El Mundo y la revista Telquel

Centro de Tetuán, en Marruecos. / tetuan.es
Centro de Tetuán, en Marruecos. / tetuan.es

Ambos medios tienen un discurso mediático casi similar a la hora de representar uno u otro país, pues El Mundo, al igual que Telquel muestra, de forma insistente, los aspectos más negativos de los marroquíes, o españoles en el caso de Telquel.

La representación mediática de Marruecos y España en el diario El Mundo y la revista Telquel

En este artículo [1] se pretende analizar el tratamiento mediático que reciben los temas relacionados tanto con Marruecos como con España, en el periódico español El Mundo y en la revista marroquí Telquel. Ambos medios tienen un discurso mediático casi similar a la hora de representar uno u otro país, pues El Mundo, al igual que Telquel muestra, de forma insistente, los aspectos más negativos de los marroquíes, o españoles en el caso de Telquel. Al igual que podemos ver un Marruecos retrasado y bárbaro en El Mundo, nos encontramos con una España en declive en Telquel.

Introducción

Los medios de comunicación se consideran una fuente principal para la formación del conocimiento que nos rodea. Se trata del instrumento de transmisión de la realidad social, política y económica de una sociedad determinada. Sin embargo, estos medios, más allá de deformar la realidad, la manipulan y la moldean según intereses ideológicos, económicos o comerciales.

En este marco, los medios de comunicación son una máquina para lucrarse pero también para ofrecer las distintas alternativas políticas que quiere que la sociedad conozca. En tanto que creadores de noticias, logran influir en el debate social y, por consiguiente, en la política por medio de distintas estrategias de selección, inclusión o exclusión de los acontecimientos de las noticias en función de los intereses de cada uno[2].

Las noticias, a su vez, son una institución social, que goza de un estatus fiable para la sociedad, y en tanto que institución, gestiona y realiza operaciones. Una noticia es, ante todo, la construcción de una parte de la realidad social, que por lo general suele estar fuera del alcance de los lectores[3].

Este proceso permite la circulación de ciertos temas susceptibles de influir sobre el debate público, omitiendo, en contrapartida, otros asuntos sociales y políticos. Así al crear un relato incompleto de la realidad social, más allá de difundir información y ser un mero intermediario entre los individuos y la realidad, logra también influir en la difusión de la cultura y la consolidación de una peculiar visión del mundo.

En este artículo, pretendemos analizar el tratamiento mediático que reciben los temas relacionados tanto con Marruecos como con España, en el periódico español El Mundo en Junio, Julio y Agosto de 2017, y en la revista marroquí Telquel de Junio hasta Diciembre de 2017.

Para poder realizar un análisis más fidedigno, hemos tenido que trabajar sobre más meses en la revista Telquel debido a que ésta es semanal y El Mundo diario con el fin de tener el mismo número de unidades comunicativas.

La representación mediática de Marruecos en el periódico El Mundo

La representación mediática de Marruecos en las unidades comunicativas analizadas se realiza mediante dos ejes temáticos esenciales, el terrorismo y la inmigración.

Se proyecta, de este modo, una imagen que se ve plagada de referencias a pateras, víctimas, asesinatos, narcotráfico, atentados, etc. Todo ello conlleva a la construcción de un discurso problematizador de la presencia migratoria marroquí en España, impregnado de estereotipos fosilizados.

En las unidades comunicativas analizadas en El Mundo aparecen seis ejes temáticos sobre Marruecos: terrorismo, inmigración, relaciones bilaterales, narcotráfico, monarquía marroquí y otros sucesos. De éstos seis, aparece una sola noticia que muestra el aporte positivo de Marruecos al país vecino, prevaleciendo una imagen negativa en las demás.

A modo de ejemplo, el fenómeno migratorio suele ocupar la sección nacional de los periódicos relacionándolo con otros conflictos (robos, delitos, persecuciones, etc.) que, a priori, no guardan relación con el tema en cuestión pero que, inconscientemente, suelen transmitir una impresión negativa.

Además de las constantes alusiones a la inmigración en su vertiente clandestina, o a los inmigrantes marroquíes, en las noticias sobre terrorismo; hoy en día, la llegada indiscriminada de intensas oleadas migratorias a Europa propició una concepción negativa del inmigrante, favoreciendo una propensión a concebir el hecho migratorio como un problema social y económico. Esta percepción, ampliamente generalizada, en la sociedad receptora se ve fomentada por la representación que ofrecen los medios de comunicación sobre los inmigrantes, que, en multitud de ocasiones, descalifican, denigran e incluso "demonizan" la figura del inmigrante asociándolo a conflicto.

Cabe señalar, también, que se critica duramente la labor de las autoridades marroquíes y su violación de los derechos humanos. Las alusiones que se hacen respecto a las autoridades marroquíes por parte de los periodistas, si bien suelen ser, a menudo, negativas en términos de incompetencia y corrupción, inspiran, en ocasiones, seguridad al ciudadano español que sabe que en Marruecos se ejerce una política estricta. A pesar de que esto se considere, de cierta manera, “bueno” para los españoles ya que ven su país protegido por el vecino, no deja de reflejar una imagen pésima de Marruecos.

El eje temático más importante de todas las unidades comunicativas, es el relacionado con el terrorismo. El Mundo muestra su preocupación a la hora de tratar las noticias referentes a este fenómeno.

Como bien dice Jean Beaudrillard, “el terrorismo no sería nada sin los medios. Los medios hacen del evento parte del terror y juegan en uno u otro sentido[4]. Esta idea está muy extendida en la crítica, pues muchos estudiosos comparten la preocupación de que los periodistas juegan un papel muy importante en la difusión del terrorismo. Y, sin embargo, los medios de comunicación siguen difundiendo noticias sobre este terrible fenómeno, cooperando con ellos y proporcionándoles una cierta publicidad gratuita.

El atentado de Barcelona y Cambrils ha gozado de una gran cobertura mediática ya que todas las unidades comunicativas sobre terrorismo realizan un análisis profundo de la cuestión.

El periódico no se priva de lanzar acusaciones que repercuten en la distorsión de la imagen del marroquí, pues en la primera unidad comunicativa analizada sobre esta temática, destaca el titular acusador “El imam de Ripoll “radicalizó” en dos meses a los autores de los atentados en Barcelona y Cambrils”, para publicar posteriormente otro artículo cuyo titular es “Prisiones descartó que el imam de Ripoll fuera yihadista”. Con esto, entendemos que el diario, a pesar de haberse rectificado a posteriori, se ha permitido emitir una noticia que todavía no se sabía si era verídica. En lugar de utilizar los términos “posiblemente” o “supuestamente” o simplemente escribir “los investigadores piensan que..”, El Mundo prefiere utilizar, únicamente, guiones en “radicalizó”. Un titular así, en nuestra modesta opinión, influye en el imaginario del colectivo español que lee este diario, se rectifique o no.

Todo esto, conlleva a la proyección de una imagen de Marruecos, de forma particular, y de los árabes[5], de forma general, en el colectivo español que, según Paul Balta, se presenta a través de cuatro imágenes:

De este modo, el árabe se asocia, por lo general, a conceptos como la violencia, la barbarie, el terrorismo, el analfabetismo y la clandestinidad.  En relación con este último aspecto, cabe señalar, que generalmente, se suele asociar la inmigración con la clandestinidad, creando una imagen estereotipada de todos los marroquíes, independientemente de su estatuto social.

La difusión diaria de noticias sobre terrorismo en las que aparecen marroquíes y la inmigración asociándola con la delincuencia y el narcotráfico, además del maltrato, los robos, los asesinatos, la prostitución, el tráfico de drogas, etc., conlleva, inevitablemente, a la exclusión de este colectivo a nivel social y cultural.

Amén de los problemas de la pesca y el conflicto del Sáhara, las relaciones hispano-marroquíes se han visto perturbadas también por el problema de la inmigración, sobre todo, en su vertiente clandestina. Esta cuestión, sumada a la imagen denigrante que fomentan los medios de comunicación sobre el “moro”, no sólo ha creado tensiones entre ambos países, sino que también ha resucitado fobias y sentimientos de desconfianza hacia todo lo marroquí heredados desde tiempos de la conquista musulmana de Al-Ándalus.

La representación de la imagen del otro se configura de acuerdo con los hechos históricos y sociales. En este sentido, la imagen del marroquí, de modo particular, y de lo marroquí, de modo general, quedó dominada por los desencuentros y los fracasos que han caracterizado la azarosa historia hispano-marroquí.[7]  De este modo, se suele asociar la figura del marroquí con aquella imagen que se conservaba ya desde los tiempos medievales del “moro” como amenaza para la cultura y la identidad española.

Esta percepción del marroquí, alentada por la contraposición entre "moros" y "cristianos", ha provocado que se forme un discurso excluyente sobre este colectivo, al considerar al marroquí como más conflictivo o en términos de Arkoun[8] como menos integrable, condición favorecida entre otros factores por profesar el islam, sobre todo, tras los atentados del 11 de septiembre en EE.UU. Desde entonces se ha venido asociando la figura del marroquí al terrorismo, a la barbarie, a la intolerancia y al rechazo frontal e indiscriminado de los valores europeos. Y en la actualidad, desde los atentados de Cambrils y Barcelona esta imagen de terrorista es mucho más importante.

El rechazo hacia los marroquíes no sólo se debe a ese miedo a lo marroquí que existe en la conciencia de los españoles desde la conquista, ese miedo a los “tariks”, sino también a la imagen proyectada en los medios de comunicación que acentúan esa diferencia entre Occidente y Oriente, presentando la inmigración marroquí y al inmigrante marroquí como fuente de muchos males como los relacionados con el paro, la inseguridad y el ascenso de la población.

En definitiva, la idea de la superioridad occidental y de la inferioridad del árabe ha ido trasmitiéndose en el discurso occidental, tanto entre la clase social, como en los medios de comunicación y el pensamiento popular español.

La representación mediática de España en la revista Telquel

Si bien es cierto que lo que caracteriza España en términos económicos, generalmente, en la prensa internacional, es la posible recuperación económica y el desempleo, en nuestra revista objeto de estudio, no se menciona en ningún momento, durante los meses analizados, ninguno de estos acontecimientos. Sin embargo, cabe destacar que se menciona bastante “El País”, por lo cual, podríamos opinar que sigue, de cierto modo, su misma línea.

La escasez de unidades comunicativas sobre corrupción es una demostración, por parte de la revista, de que confía en que este fenómeno ya ha quedado atrás y se centra únicamente en los acontecimientos presentes.

Se da especial importancia a los asuntos relacionados con la vida política de España, su larga tradición de país fronterizo para las migraciones ilegales, el narcotráfico y el terrorismo, entre otras, y no se menciona, en cambio, la cultura ni la intelectualidad o el comercio.

En nuestra modesta opinión, la revista muestra la imagen de una España en declive que acarrea con ella muchos problemas que le impiden estabilizar y mejorar su situación, al mismo tiempo, que muestra una España amiga y cercana, en la que se confía.

En Telquel, se trata la temática del país con una relativa neutralidad periodística, llegando a darle una escasa importancia, los periodistas se dedican a notificar los sucesos que ocurren en España sin más.

De este modo, lo que se consigue es que la vida del vecino de arriba, o la realidad de los españoles, el verdadero ser español, no llegue a los lectores de esta revista. En esta línea, se puede afirmar que, a pesar de todo esto, el marroquí que lee Telquel tiene una visión clara del panorama político español.

Desde la conquista de Al-Ándalus en el año 711 hasta la firma del Tratado de Cooperación, Amistad y Buena Vecindad que se firmó en 1991 y entró en vigor en 1993, España y Marruecos son dos países que arrastran consigo una larga historia común.

Tras siete siglos de convivencia, la expulsión de los moriscos, la ocupación de Ceuta y Melilla, las sucesivas guerras, la cuestión del Sáhara y la explotación de los yacimientos petrolíferos que en él se hallen, la delimitación de las aguas territoriales en el Atlántico, y demás cuestiones con un alto potencial conflictivo como son estas, se ha creado en el consciente del colectivo marroquí una imagen del español conquistador, ese “otro” que quiere o aspira a arrebatarles su tierra.

Cabe señalar que los medios de comunicación ejercen varias funciones en el proceso de influir en el debate social y político. Primero, como meros observadores o narradores de acontecimientos que, por lo general, suelen ser ajenos a la empresa. Segundo, ejercen el papel de participantes o actantes, en el sentido de que intervienen en sucesos y conflictos en los que se ven involucrados. Por último, como catalizadores influyendo mediante convenios, tratados y acuerdos de carácter público y no público entre los empresarios y los agentes políticos[9].

Si bien es cierto que en la mayoría de los periódicos marroquíes la temática –que concierne España– más desarrollada y a la que se da más importancia es el deporte, en Telquel, no se trata en absoluto por ser una revista cuyos ejes temáticos giran en torno a la economía, la política, la sociedad y la cultura.

Es importante señalar que siendo Telquel una revista de expresión francesa y siendo un medio cercano a todo lo francófono, en nuestra modesta opinión, es extraño que este medio no aproveche la situación de una España frágil y con una importante crisis económico-social, para dañar, de una manera u otra, la imagen de España y de los españoles en el país. Siendo la presencia de este colectivo y este país cada vez más importante en Marruecos, se puede decir que, con el tiempo y si esto perdura, podría quitarle protagonismo a la cultura francesa y lo francés, en general. Sin embargo, la revista es bastante neutra cuando hace alusión a España.

Conclusiones

Ambos medios tienen un discurso mediático casi similar a la hora de representar uno u otro país, pues El Mundo, al igual que Telquel muestra, de forma insistente, los aspectos más negativos de los marroquíes, o españoles en el caso de Telquel. Al igual que podemos ver un Marruecos retrasado y bárbaro en El Mundo, nos encontramos con una España en declive en Telquel.

Si bien es cierto que en la prensa marroquí, según la crítica, generalmente, se denigra a España, en nuestra revista objeto de estudio, como hemos señalado previamente, se hace un discurso neutro, se narran los acontecimientos sin más. Esto, en nuestra opinión, hace que el marroquí que lee Telquel pueda tener una visión realista, sobre todo, del panorama político español, siendo éste el eje temático más importante en las unidades comunicativas analizadas. En lo que concierne los demás ejes temáticos, opinamos que existe una escasez de entradas sobre otros aspectos españoles importantes como son la literatura o la sociedad, entre otras.

En contraposición, El Mundo, hace un tratamiento mediático sobre Marruecos que no permite al español que lea el diario tener una visión clara de la verdadera imagen de Marruecos o de lo marroquí. Se refleja una imagen del árabe, cuya vida parece valer menos que la del español. Esta imagen es vista unas veces de forma consciente, e inconscientemente en otras. El árabe encarna el retraso y la barbarie, es juzgado y manipulado para exhibir el poder y las cualidades occidentales.

Los medios de comunicación deberían repensar una nueva visión de la realidad social de esta comunidad y fomentar la idea de la diversidad cultural en vez de la no integrabilidad, sobre todo habida cuenta que la población inmigrante representa un elemento importante para el progreso del país de destino.

Así, sería interesante, por ejemplo, que estos medios dediquen más espacio y relevancia a las noticias referentes a la inmigración en sus secciones de economía, cultura y sociedad, en términos de trabajo e interculturalidad que son los verdaderos aportes de los inmigrantes a la sociedad de acogida.

 

[1] Máster en Comunicación y Cultura Hispánica, Departamento de Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Letras y Ciencias Humanas, Universidad Abdelmalek Essaadi, Tetuán-Marruecos.

[2] Referencia al artículo “Los medios de comunicación, las noticias”.

[3] Ibid. 

[4] Jean Baudrillard, “El TerrorismoLe Monde, 2 de noviembre de 2001

[5] En este artículo utilizaremos la terminología “árabe” para referirnos a los marroquíes –en vez de hacerlo mediante las distintas apelaciones que reciben las diferentes etnias marroquíes– por comodidad lingüística, cultural e histórica, ya que, generalmente, no se hace la diferencia entre un país árabe y un país cuyo idioma oficial es el árabe.

[6] Paul Balta: “El gran Magreb: desde la independencia hasta el año 2000”, Madrid, Siglo XXI, 2001

[7] Paul Balta: “El gran Magreb: desde la independencia hasta el año 2000”, Madrid, Siglo XXI, 2001

[8] Mohammed Arkoun, Humanisme et Islam : Combats et propositions, Editions Marsam, 2006.

[9] Op.Cit, “Los medios de comunicación, las noticias”.

 

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