Reinventar las frutas a través de la tecnología para crear pieles comestibles

Plátano con piel comestible. D&T Farm
Plátano con piel comestible. / D&T Farm

Una empresa japonesa ha creado una cáscara de banana comestible y con ello ha abierto paso a la revolución las nuevas frutas orgánicas. 

Reinventar las frutas a través de la tecnología para crear pieles comestibles

Alimentos con pieles comestibles. Frutas sin semillas. Envases hechos a partir de cutículas de tomates o aguacates sin hueso. Todo será posible gracias a la tecnología. El futuro es hoy y la revolución las nuevas frutas orgánicas ha llegado para cambiar todo a lo que hemos sido acostumbrados. Una empresa japonesa ha creado una cáscara de banana comestible y del otro lado del mundo una investigación realizada en España e Italia ha abierto la puerta a la creación de un bioplástico partiendo de la piel del tomate. La lista continúa creciendo.

El anuncio de la empresa japonesa D&T Farm, que fabricó el plátano con piel comestible, o la banana Mongee, como es conocida en japonés, ha vuelto a poner sobre la mesa una cruzada que hasta ahora se ha mantenido discreta: la modificación de las frutas. En ese sentido, la firma asiática ha defendido que la tecnología puede aportar nuevos alimentos saludables, sin modificación genética y, además, producidas con cultivo orgánico, como es el caso de estos plátanos. 

Con relación al proceso empleado, los responsables han explicado que el proceso para que la piel de los plátanos adquiera una apariencia apetitosa consta de varias fases: la primera de ellas es en la que las frutas se maduran a una temperatura de 60 grados centígrados negativos, para después ser descongelados lentamente. Como resultado, añaden los expertos, la cáscara puede consumirse junto con el fruto, aunque se recomienda comerlo cortado en rodajas para equiparar ambos gustos y texturas. 

A este novedoso experimento vale la pena sumar algunos otros avances que nos han dejado con la boca abierta en la última década. Un ejemplo claro de ello es el aguacate sin hueso, que fue creado en España hace unos años ante la persistencia de accidentes domésticos a la hora de deshuesar la fruta. Según señala el diario español El País, los científicos consiguieron el producto a través de una flor sin polinizar de la que nace un aguacate alargado, carnoso y de sabor similar al original.

Aguacate modificado. The Straits Times

Aguacate sin hueso. / The Straits Times
 

Pero sin duda la más innovadora aplicación tecnológica sobre productos de la huerta la han desarrollado reciente el departamento de Biotecnología y Mejora Vegetal del Instituto de Hortifruticultura Subtropical y Mediterráneade la Universidad de Málaga, el Centro Superior de Investigaciones Científicas, el Instituto Ciencias Materiales de Sevilla y el Italiano de Tecnología. Este compendio de científicos ha conseguido ha roto cualquier precedente al conseguir nada más y nada menos que bioplástico a partir de residuos del tomate.

De acuerdo a El País, este producto se puede aplicar con un aerosol para recubrir el interior de latas de bebidas y de conservas o para crear envases biodegradables, y el hallazgo permite sustituir la actual capa aislante interior de los envases de aluminio, sobre la que ha advertido la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas por su composición.

Y, por último, para tener una idea del camino que estamos transitando, vale la pena recordar  en 2014 la empresa británica Dovetailed creó junto a Microsoft una impresora 3D capaz de imprimir frutas en pequeñas esferas en tan solo cinco minutos. Como hemos dicho: el futuro es hoy y la tecnología ha llegado para trasformar hasta el espacio más pequeño de nuestra vida. @mundiario

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