Reino Unido estrena su billete de plástico entre la aceptación ciudadana

Billete. / VB
Billete. / VB

Se mantendrán en vigor ambos billetes de 5Libras hasta mayo de 2017. Pasado este tiempo límite, el viejo billete dará paso a su competidor de polímero.

Reino Unido estrena su billete de plástico entre la aceptación ciudadana
Hoy tuve el placer de tocar con mis propias manos este nuevo billete de 5£, cuyo valor en euros ronda los 6,50€. Este tipo de material se viene usando en otros lugares como Australia o Canadá y he de decir que en cuanto a utilidad es lo mejor que he visto en mi vida.
 
Hablamos de un billete difícil de falsificar, con una durabilidad mucho mayor a su antiguo predecesor, en torno a 5 años de vida, lo que viene a ayudar las arcas del Estado, y en consecuencia, a paliar costes de fabricación innecesarios. Entre sus características, también es resistente al agua, a las mordeduras de perros o a la ceniza de un cigarro, por poner un ejemplo.
 
Su presencia pictórica es incluso más curiosa: presenta una imagen de la reina por un lado, y por el otro al primer ministro, Winston Churchill, acompañado de la figura del famoso Big Ben, el cual, curiosamente, apunta a las 3. ¿Por qué? He aquí su mayor singularidad: recuerden el famoso discurso del primer ministro británico, Churchill, ante la Casa de los Comunes el 13 de mayo de 1940, ocho meses después de haber comenzado la Segunda Guerra Mundial: 
 
"I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat" ("No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor")
 
A este billete menor se le irán incorporando sus hermanos mayores paulatinamente: se esperan los billetes de 10£ para 2017, con un homenaje a la escritora Jean Auste. Los de 20£ para 2020 con la imagen representativa del pintor William Turner. Y finalmente los de 50£ con imágenes de Boutton and Watt.
 
Sería mucho pedir si quisiéramos este mismo material en España para nuestros billetes, mas si nos fijamos en el panorama político y social al que nos enfrentamos. Quizá algún día podamos recrearnos en elegir el mejor modelo para nuestra moneda en una pretensión reduccionista del gasto, y nos dejemos de preocupar por los "dimes y diretes" de nuestros políticos.
 

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