Con la Reconquista, Vigo se esfuerza por resucitar un capítulo del pasado

Recreación de la Fiesta de la Reconquista. / Glorito
Recreación en la fiesta de la Reconquista. / Glorito

Hace dos siglos los franceses eran enemigos pero ahora son “amigos”, entonces podríamos darle la vuelta a la fiesta de la Reconquista pidiéndoles que se queden en lugar de expulsarlos.

Con la Reconquista, Vigo se esfuerza por resucitar un capítulo del pasado

A pesar de que el tiempo invitaba más a estar en casa, el domingo pasado, como cada año, bajé a pulsar el ambiente de la Fiesta de la Reconquista viguesa y me topé con el alcalde arengando al personal desde un balcón de la Plaza de la Princesa, vehemente como es él, e invitando a la expulsión de la ciudad de los “amigos” franceses. La turba del pueblo le jaleaba con idéntico entusiasmo, se ve que o la gente tiene muchas ganas de fiesta o que cualquier motivo es válido para el desahogo.

Entonces me paré a pensar: Si los franceses son amigos, ¿por qué los expulsamos?, ¿no sería mejor que, en tal caso, le diéramos la vuelta a la fiesta y los animáramos a quedarse?, ¿los califica de amigos porque está pensando más en Citroên que en la Guerra de Independencia?, ¿se percibirá en la planta de Balaidos esta animadversión antigala y estarán pensando en marcharse antes de ser expulsados?, ¿no apuntan en esa dirección, en la de dejar Vigo, las exigencias y condiciones de la Dirección de PSA que están pagando, en primer lugar los propios trabajadores y por extensión todos los demás con nuestros impuestos a través de las concesiones del poder político? Más le vale a Vigo que los franceses sigan asentados en la Zona Franca.

Vigo es una ciudad de contrastes y contradicciones. Aquí no hay llanos o subes o bajas. Una parte importante de sus habitantes, en torno a un tercio de los mismos, viven en Vigo pero no se sienten plenamente vigueses, siguen siendo de su pueblo natal. Volviendo al tema francés, en 1702 los teníamos como aliados en la batalla de Rande contra la flota anglo-holandesa, un centenar de años más tarde los estábamos expulsando y tirando al mar, en el siglo pasado volvieron en son de paz a fabricar automóviles y en la actualidad rezamos para que lo sigan haciendo. Creo que nuestro enemigo está más en una falta claridad de ideas y en la carencia de una actuación unitaria e identitaria en defensa de los intereses de la ciudad que en los franceses. ¡Por favor, que se queden!.

Comentarios