Somalia es símbolo de hambre: es como la balanza que simboliza la justicia

Ramadán es una oportunidad para sentir lo que sienten nuestros hermanos somalíes en Somalia a lo largo de todo el año y los años, y no solo en un mes. Niños, mujeres, viejos y hombres en forma de huesos andando hacia un destino ignorado como fantasmas que buscan una realidad que disfrazar. En Somalia la comida vale más que el oro o la gente no quiere más que comer  porque comiendo se puede leer, pensar, crear, actuar, volar…

Los países y sus canales guardan un silencio ante lo que pasa en Somalia, el número de muertos que ha llegado a su récord, y cuando hablan dicen que hay grupos terroristas que tropiezan todas las reformas en Somalia sin decirnos ¿quiénes son los creadores?  O nos dicen que la sequía que pasa Somalia es un fenómeno natural sin decirnos ¿Cuál es el papel de ONU y FMI… y el deber de los países islámicos y sobre todo Arabia Saudita hacia sus hermanos musulmanes en Somalia teniendo en cuenta que es un país islámico?

Somalia se ha convertido en símbolo de hambre: en lo suyo es como la balanza que simboliza la justicia.

Ramadán es una oportunidad para pensar en nuestros hermanos en Palestina, Siria, Birmania… pueblos marginados que no pueden poner fin a sus tragedias ni  hacer llegar su voz a los demás, pueblos olvidados por los medios de comunicación indiferentes.

Ramadán es una oportunidad para que nuestros responsables irresponsables sepan que tenemos hambre de justicia, igualdad, libertad, éxito… que tenemos hambre de soñar y hacer realidad nuestros sueños.

Ramadán es una oportunidad para volar espiritualmente contemplando lo que dice el Corán  y Sunna e intentar aplicar estas leyes divinas no solamente en este mes sagrado sino en toda la vida.

Ramadán es una oportunidad para cambiarnos y cambiar a los demás.