¿Quién puede matar a un niño? ¿Son tan excepcionales estos casos?

Los psicópatas integrados son difícilmente detectables
Los psicópatas integrados son difícilmente detectables.

Muchas son las teorías formuladas tras el terrible crimen que ha conmocionada a la sociedad gallega y española. ¿Qué tipo de persona puede colaborar con el autor de un crimen tan atroz?

¿Quién puede matar a un niño? ¿Son tan excepcionales estos casos?

Muchas son las teorías formuladas tras el terrible crimen que ha conmocionado a la sociedad gallega y española. ¿Qué puede haber tras la mente de un padre que presuntamente le quita la vida a un hijo? ¿Son tan excepcionales estos casos? ¿Qué tipo de persona puede colaborar con el autor de un crimen tan atroz? A lo largo de este articulo intentaremos dar algunas claves para comprender mejor este comportamiento criminal.

¿Quién puede matar a un niño?

Con esta estremecedora pregunta, el gran Narciso Ibañez Serrador, dirigía una película en 1976, basándose en la novela de Juan José Plans “El juego de los niños”. El argumento era sencillo y aterrador: unos adultos, de vacaciones en una isla, terminan asesinando a los niños que la habitan por una cuestión de pura supervivencia. Los niños estaban dispuestos a matarlos a ellos.

Este argumento, que en una mente sana, aislando las correspondientes licencias literarias o cinematográficas, suena monstruoso, no resulta tan descabellado como imaginamos.

Un breve test

Permítanme que les proponga un breve test: “Una mujer está en el entierro de su madre junto a su hermana, y de repente ve un apuesto señor apoyado en un árbol del cementerio mirándola fijamente. Está lloviendo y ella se acerca a él para refugiarse en su enorme paraguas negro. La mujer, sonrojada, lo mira intensamente... Durante los días siguientes lo sigue, lo busca, lo ve... y poco a poco se enamora locamente de él, pero nunca le dice nada. Un día, le pierde la pista. Lo busca sin éxito y pasan varios días sin volver a verlo. Un buen día la mujer mata a su hermana."

- ¿Qué le ha llevado a matar a su hermana?

Si ha contestado que para volver a verlo en el funeral. Entonces es Vd. una de las personas que anteponen su propio beneficio a cualquier otra consideración moral, eliminando cualquier obstáculo que le impida conseguirlo. Es más, puede que Vd. sea una persona aparentemente normal, esté bien considerado en su empresa y con cierto prestigio social. De nuevo, el cine, con las producciones y series de televisión donde se tratan casos protagonizados por asesinos en serie, dan una visión parcial y muy sesgada del fenómeno. Tan solo un pequeño porcentaje de la población que padece algún tipo de psicopatía da el salto hacia el crimen serial.

El doctor Paul Babiak, psicólogo industrial y organizacional, utilizando la escala de Calificación de Psicopatía de Hare (Escala PCL-R), descubrió que de las 203 personas a las que les hizo el test, una de cada 25 clasificaron como psicópatas, a pesar de no tener un pasado criminal. Eso es cuatro veces más de lo que se espera encontrar en la población en general. La inmensa mayoría de los psicópatas pertenecen al grupo de psicópatas adaptados y están perfectamente integrados en las élites políticas y empresariales.

Más hipótesis

Sigamos en el campo de las hipótesis e imaginémonos una apacible ciudad gallega. Si yo que padezco una serie de problemas económicos y se que mis padres poseen una fortuna, el paso más lógico para un individuo/a ya calificado en su día por el padre de la criminología moderna Cesare Lombroso como “loco moral”, es eliminarlos. Si posteriormente descubro que alguien muy cercano a mi familia me ha descubierto o tiene sospechas fundadas sobre mía que hagan peligrar de alguna manera mi integridad, la decisión también está clara: Debe desaparecer. En ocasiones, se dan circunstancias que precipitan los hechos y estos no se pueden desarrollar tal y como planificamos. Desgraciadamente para algunos, no vivimos en un mundo matemáticamente perfecto.

También puede darse el caso de que el psicópata precise un cooperador, en este binomio, el dominante es el que tiene un mayor grado de psicopatía y control sobre su pareja: Javier Rosado, el ideólogo del crimen del rol, se valió de la ayuda de un menor para cometer su crimen, Robert Thompson de 10 años, junto con otro menor de la misma edad, Jon Venable, fue la figura dominante de un terrible crimen de naturaleza sexual sádica, que en 1993 conmocionó Liverpool. La víctima de solamente 2 años, había sido salvajemente torturado hasta la muerte. Y hace 20 años, Felisa García, la mujer de Emilio Muñuz, grababa una cinta haciéndose pasar por la joven Anabel Segura (a la que con ayuda de otro cómplice habían secuestrado y asesinado), solicitando un rescate a la familia de 150 millones de pesetas. Nunca ingresó en prisión, ya que declaró que actuó obligada por su marido. Los ejemplos de cómplices en este tipo de delitos son numerosos.

Legalmente, en EE UU, el Tribunal Supremo no considera ya la psicopatía como una desviación del comportamiento, sino como una anomalía estructural de la personalidad, tomándola como una auténtica enfermedad mental, en la línea en que lo hace la organización mundial de la salud. Entre las consecuencias nos encontramos con una reducción de la pena por homicidio de dos grados, o lo que es lo mismo, cuatro años de prisión.

Los trastornos de la personalidad
En nuestro país, la doctrina jurisprudencial, acepta que los trastornos de la personalidad tienen la consideración de verdaderas enfermedades mentales y que no son simples desarmonías caracterológicas, como se había venido manteniendo hasta ahora. No obstante, el simple hecho de ser psicópata –es decir, reunir el requisito biológico de la enfermedad– no exime de responsabilidad criminal, además se necesita que la psicopatía provoque en quien la padece o bien una incomprensión de la ilicitud del hecho, o bien no actuar conforme a esa comprensión. Si tenemos en cuenta que la psicopatía no afecta a la inteligencia, sería determinante el grado de afectación de la voluntad del sujeto para la aplicación de las eximentes o atenuantes correspondientes. También puede darse el caso de que la psicopatía no afecte a la voluntad, con lo cual a efectos penales sería irrelevante.
¿Qué puede suceder en el caso que ha conmocionado la sociedad compostelana y la española en general? En este artículo nos hemos limitado a hacer un recorrido general sobre la psicopatía y su relación con el mundo del crimen. Cualquier hecho que deba juzgarse, le corresponde determinarlo a un tribunal.

 

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