¿Quién eres realmente? Si el ego es una ilusión, queda el vacío. O el todo

La escritora Helena Cosano
La escritora Helena Cosano

Si le quitamos a una cebolla todas sus capas, una a una, ¿qué nos queda? La esencia, o el vacío. Un texto poético de inspiración oriental sobre nuestra identidad.

¿Quién eres realmente? Si el ego es una ilusión, queda el vacío. O el todo

 

¿QUIÉN ERES?

 

Una gota de agua en el océano,
Un pequeño dios dentro del gran Dios,
El gran Dios infinito encerrado en la pequeña gota,
Una gota limitada, pero que puede ser tantas cosas.
Una estrella radiante de luz y amor, entre tantas estrellas, entre tantos
    universos, entre tantos infinitos,
    una estrella más, una estrella única, una estrella efímera y eterna.
Una gota con fronteras de gota, 
     que goza de ser gota y cultiva sus límites,
     los pule, los embellece,
Una gota ambiciosa que se cree real,
Con su ego de gota y sus problemas de gota: limitada.
Olvidando el océano,
Olvidando que es Dios.

¡Puedes ser tantas cosas!
Eres libre de elegir,
Porque a Dios le gusta jugar,
Le gusta bailar,
Y en su baile se dividió en infinitas gotas que olvidaron su divina esencia
Disfrazarse, olvidarse–
Un instante,
El tiempo de un baile,
El tiempo de una vida y una muerte de lo que ni vive ni muere, de una
    rueda eterna de bailes eternos, de infinitas formas y universos, de
    infinitos tiempos ilusorios y de ilusorios infinitos- 

Un juego.
Un instante.
La ilusión de una vida.
Actuar, amar, aprender, soñar...
La gota juega.
La gota baila.
La gota se olvida.
El instante de una vida.
Y el Dios la mira jugar, la mira bailar:
el Dios se mira.
Y cuando la gota se observa y en la meditación se encuentra, 
Recuerda el océano,
Recuerda que es Dios.
Recuerda quien es.
Y sigue jugando.
Una vida más.
Un baile más.
Un instante más u otra eternidad.

Hasta que te canses de tus límites.
Hasta que te despojes de tu ego,
Hasta que dudes del tiempo y el espacio y la materia,
Hasta que veas más lejos que tus ojos y oigas lo que oídos vivos no
    podrían oír
Hasta que tu consciencia se expanda sin límites.
Más allá de bailes y velos y juegos en el tiempo.
Hasta que sueñes con el océano.
Hasta que desees de nuevo ser Dios
Y quieras volver.
Y tus límites se rompan y expandan hasta abarcar el océano-
    el mundo, los universos pasados y por venir, todos los bailes de todos
    los tiempos, los infinitos espejismos del juego del ser. 

Y entonces comprendas:

Que eres libre.
Eres Dios.

 

@HelenaCosano

 

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