Querido John Lennon: imaginaste un mundo que no existe

lennon y yoko_opt
Yoko Ono y John Lennon.

Hoy, parte de ese mundo arde en llamas. Siento decirte que, después de más de cuatro décadas, las cosas no han cambiado demasiado. 

Querido John Lennon: imaginaste un mundo que no existe

Una mañana del 1971 te sentaste al piano en tu habitación de Ascot y escribiste una canción. Querías que imaginásemos un mundo sin infierno bajo nosotros. Sin embargo, hoy, parte de ese mundo arde en llamas. Siento decirte que después de más de cuatro décadas, las cosas no han cambiado demasiado. El pueblo sirio aúlla de dolor y espanto, sus niños tiemblan de miedo y mueren sin haber dejado de ser niños, que es la peor manera de morir. Tenías que haber visto esas fotografías de sus rostros sin vida, extirpados de la infancia con el perfume genocida del gas Sarín, abandonados por la indecente flojera de los responsables políticos mundiales. Padres sin hijos, hijos sin madres, hermanos sin hermanas, todos sin todos, despareciendo bajo la monstruosa voluntad de algunas bestias. Porque los monstruos, oh sí, existen y, a menudo, asoman sus garras por la ventana.

Querías que no hubiese nada por lo que matar o morir, pero se ha convertido en una espantosa rutina que a algunos dementes les sobren razones para conducir esos taxis del horror, lanzar bombas carniceras o liberar armas químicas y traicioneras, con el terrible convencimiento de estar haciendo lo correcto en nombre de una religión impostada. Lennon, te imagino al piano acompañado de Yoko soñando con un mundo en el que no hubiera posesiones ni hambruna y, sin embargo, jamás este mundo estuvo tan dividido entre los que tienen y los que no tienen. De hecho, el hambre ya no solo devora África sino que se sienta en el sofá de esa familia que vive en el quinto. Deseabas que no hubiese países, ni fronteras que los separase, aunque lo cierto es que nunca como hoy los muros fueron tan inabarcables y los mares tan extensos y voraces.

Soñaste un mundo que no existe, pero sigue cantando. Todavía somos legión las personas que lo hacemos contigo, John, cuatro décadas después, sentadas junto a ti en el piano de tu habitación en Ascot. 

Comentarios