Que no se te ocurra leer

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Una mujer leyendo.

Si solo quieres vivir tu vida, que no se te ocurra leer. Evita hacerlo si no te gusta ir a más, si no te interesa desenrollar una alfombra roja para que la pise tu mente.

Si solo quieres vivir tu vida, que no se te ocurra leer. No abras un libro porque terminarás poniéndote en el pellejo de otro y acabarás sabiendo lo que sienten los demás. Cuidado, porque te abstraerás de todo y tendrás que visitar Yoknapatawpha, Liliput, Comala, la Tierra Media o Macondo, lugares que de otro modo jamás pisarías.

Que no se te ocurra leer si no quieres convertirte en un náufrago inglés, en una alcahueta, en un viejo acosado por los fantasmas de la Navidad, en un escarabajo que una vez fue persona, en un pirata a la búsqueda de un tesoro escondido, en una desesperada mujer adúltera, en un asesino ruso acuciado por la culpa de haberse cargado a una anciana, en un monstruo tierno y recauchutado que solo quiere amar y ser amado... Si no quieres sentir vértigo, ni correr el riesgo de mantenerte en vilo durante esta aventura, no leas.

Evita hacerlo si no te gusta ir a más, si no te interesa desenrollar una alfombra roja para que la pise tu mente. Si no quieres tomar aire, respirar, cerrar los ojos cuando una página, un párrafo, una línea, te hayan taladrado el corazón, no leas. Si no deseas experimentar el ansia de seguir devorando aquel capítulo que dejaste a medias porque tuviste que ocuparte de otros asuntos, no leas.

No leas si no quieres robarle horas al sueño o no quieres dormir mejor. No lo hagas si no te interesa abrasarte, emocionarte, estremecerte. Si detestas hacer amigos de los buenos, no leas. Si lo hicieses, Emma Bovary, Aureliano Buendía, Hamlet, la señora Dalloway, Sancho Panza, Alicia, Gregor Samsa o el mismo Harry Potter podrían acompañarte el resto de tu existencia. De verdad, no leas si no quieres aspirar a ser un poco sabio. Y es que la sabiduría, como todo lo bueno, no se compra a golpe de clic.

Porque leer es vivir. Y es multiplicarte. Y es salir de ti para convertirte en una multitud. Si no deseas profundizar en los otros, no lo hagas. Evita abrir un libro si prefieres sentirte un poco más solo, si eres de los que no escuchan, si pasas de soñar. No leas si eliges ver las cosas del mundo solo a tu manera, con una única lente, desde una sola dimensión.

No leas, si no quieres, en fin, sentirte mejor. Ya lo dice un reciente estudio de la Universidad de Yale que asegura que leer libros mejora la esperanza y la calidad de vida. Ni más, ni menos.

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