En los puestos de trabajo, los matrimonios y las parejas peligran más y más

La dosis del amor necesaria.
La dosis del amor necesaria.

El cuarto contacto se inicia, bajo las paredes de la habitación del motel como testigo, cuando se dan una ducha juntos de agua tibia y se besan tórridamente...

En los puestos de trabajo, los matrimonios y las parejas peligran más y más

Hay varios tipos de contacto entre un hombre y una mujer. El primero, es cuando los presentan y se despiden dándose un fuerte apretón de manos. En ese primer contacto sienten un “no sé qué” y un cosquilleo que les sube por todo el cuerpo. Empiezan a sentir hormigas en el estómago.

El segundo contacto es, después de varias reuniones, dándose un par de besos, comienzan a subir las temperaturas. Acto seguido, sienten el deseo sexual el uno por el otro. Uno está casado y a la otra, le gusta mucho el tonteo.

El tercero viene, después de varias citas, sintiendo el ardor del amorío. Se dan su número de teléfono y se van a una habitación de un hotel. Se  morrean desnudos de cintura para arriba y empiezan a sobarse.

El cuarto contacto se inicia, bajo las paredes de la habitación del motel como testigo, cuando se dan una ducha juntos de agua tibia y se besan tórridamente bajo el chorro.

El último y el quinto contacto entre el varón y la hembra llega cuando se acuestan en la cama, o donde les plazca, y hacen el amor para tener relaciones realmente placenteras. Pero...

Llama al móvil la mujer del caballero:

-  ¿Dónde estás, cariño? Es ya muy tarde.

-  Estoy en una reunión con mi socio -  le contesta el marido-  llegaré de madrugada, no me esperes despierta.

Y el socio se llama Carlos, a la par, éste se está comiendo a besos a su amante.

- ¿Qué te ha dicho ese? -  pregunta Carlos a la mujer de su socio.

-  Nada, nada – contesta la chica acariciándolo – que está contigo. Tenemos toda la noche para nosotros. Ojos que no ven...

Y así, tienen lugar casi todas las relaciones amorosas, los celos, los cuernos y los rencores, en un mundo donde la pasión domina a la razón y el sexo, a veces, también se come el cariño.

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