¿Se puede saciar la sed bebiendo agua del mar?

Agua contaminada. / NoticiasMedioambiente.
Agua contaminada. / NoticiasMedioambiente.

Pues esto es lo que nos sucede con la satisfacción de las necesidades a través de un consumo frenético.

¿Se puede saciar la sed bebiendo agua del mar?

Medios de comunicación y publicidad son los titiriteros que manejan los hilos de las marionetas que somos muchos, ¿o todos?,  en el gran teatro del mundo. Seguimos el camino que otros trazan; escuchamos, vemos y leemos lo que eligen por nosotros; pasamos el tiempo con lo que nos ponen delante; compramos aquello a lo que nos incitan; satisfacemos las necesidades que nos crean; hasta vivimos cómo quieren que vivamos. Todo ello, eso sí, bajo el principio  de una aparente libertad de elección. 

Veamos con intención la publicidad, las tertulias dogmáticas y ciertos programas llamados de entretenimiento; comparemos las primeras planas de determinados periódicos y revistas o las cabeceras de los telediarios.

Pero quienes manejan los títeres son, a su vez, muñecos en manos de los dueños del gran teatro, que instruyen y alientan a sus acólitos en busca de beneficios, dividendos, mejora de estadísticas, poder,...

Resulta difícil tener criterio personal en un tiempo  en el que, en aras del relativismo y del imperio de la libertad de conciencia, todo vale: engaño, medias verdades, inducción interesada, mentiras, las miserias humanas y el sufrimiento como espectáculo.

La máxima expresión de la felicidad es el consumo –ilimitado e irracional en muchas ocasiones-, sin advertir que, hábilmente, nos hacen ver que siempre nos falta algo. ¿Consecuencia?: ansiedad y/o frustración; pero seguimos buscando obstinadamente la felicidad por el camino equivocado, como pone de manifiesto la insatisfacción  creciente que afecta a los seres humanos.

En tiempos  de la oprobiosa, decían y siguen diciendo,  se anestesiaba la conciencia de los sufridos españolitos, con pan, toros  y fútbol, que hoy han sido sustituidos por un consumo frenético: “mi hobby es ir de compras”, se ha convertido en una expresión habitual.

 No nos engañemos, en el resto del mundo los maestros de los títeres y los dueños del gran teatro escribían, y siguen escribiendo,  el guión de la función. Hoy el método es  más sibilino y sofisticado, pues se disfraza de información, entretenimiento, publicidad, libertad de opinión, hedonismo, salud, comodidad,...

No defiendo  una vida ascética, austera, eremita y meditativa; vamos, algo así como la vuelta a las cavernas. Quiero decir, sencillamente, que nos invitan a saciar la sed ofreciéndonos agua del mar. Para aspirar a  una cierta libertad, debemos acostumbrarnos a pensar por nosotros mismos y evitar escuchar aquello que, por comodidad, nos gustaría oír.

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