Un propósito para el nuevo año: las buenas maneras

Feliz 2019. / FrAn LaReo para Mundiario
Feliz 2019. / FrAn LaReo para Mundiario

Para conseguir una convivencia más sosegada, amable y pacífica.

Un propósito para el nuevo año: las buenas maneras

Suele decirse que la sociedad actual es la mejor preparada en la historia de la humanidad; lo comparto, pero sólo parcialmente. Admito la existencia de un mayor nivel medio de conocimiento, pero, en modo alguno, sucede lo mismo con lo que  llamamos buenas maneras.

¿Qué son las buenas maneras? Pues un conjunto de sencillas pautas de conducta no escritas o un compromiso tácito de los ciudadanos, con el  objetivo de hacernos más amable la convivencia de cada día: respeto, tolerancia, corrección en el trato, susurro al conversar, una cierta formalidad en el comportamiento y otras, como de sentido común.

Es frecuente que  personas de cierta edad o con dificultad física, embarazadas o con niños, viajen de pie en los transportes públicos, mientras otras de menos edad permanecen sentadas.  También se dan los casos de niños cómodamente instalados, mientras los abuelos o los padres permanecen de pie, sin que osen abrir la boca para reconvenirles. ¿Qué me dicen de los mozos que se repantingan en el asiento y colocan los pies en el de enfrente?

¡Ah!, los gritos estentóreos y las conversaciones una sobre otra,   cuando se juntan dos o más personas en la calle o en un local público; gritos que suelen  acompañar con  carcajadas estruendosas.

Aun seguimos viendo paseantes con mascotas a las que permiten vaciar vejiga e intestino donde su instinto les dicta,  de modo que los demás han de  ir sorteando obstáculos por la acera.

La novedad son los usuarios de patinetes, bicicletas y otros artilugios que invaden aceras y crean sobresalto entre los pacíficos peatones.

Eso de ceder la derecha y el paso al entrar en un local, ascensor o medio de transporte a las personas de más edad, ha desaparecido.

Con cualquier motivo, pero sobre todo en las aglomeraciones festivas, las calles quedan sembradas de toda clase de restos, incluidas las colillas de quienes defienden su derecho a fumar.

¡Qué decir de los listos  que no respetan su turno de espera  en una oficina pública, en un comercio o en la cola del autobús!

El uso en público de las buenas maneras, facilita la convivencia, la hace más amable, disminuye la agresividad que caracteriza a la sociedad actual y nos concede el sosiego del que todos estamos tan necesitados en este mundo de prisas, incertidumbres y zozobras.

Si añadimos a las buenas maneras un ¡hola! o un hasta luego, una sonrisa o un gesto con la mano, estaremos regalándonos a los demás, que también sentirán la necesidad de hacernos un agasajo parecido.

Todos podemos hacer algo para recuperar las buenas maneras; podría ser un buen propósito ante el nuevo año.

Al terminar, he dudado si cambiar el título por el de Las malas maneras, pero, no, está claro, siempre en positivo: Las buenas maneras. ¡Feliz Navidad! @mundiario

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