¿Está realmente valorado el farmacéutico en los tiempos que corren?

Farmacia de Argentina.
Farmacia de Argentina.

Existen un gran número de causas que han contribuido a producir una desvalorización de la farmacia, no solo desde el punto de vista económico sino de la imagen social.

¿Está realmente valorado el farmacéutico en los tiempos que corren?

La realidad de la Argentina muestra que el rol del Farmacéutico no es valorado en su justa medida, y los ejemplos que se pueden mencionar son innumerables. En esta ocasión solo citaré los que, a mi criterio, son de mayor relevancia:                                                                       

- Laboratorios: El sector que produce los medicamentos ha intentado soslayar la actividad de la farmacia, a través de condiciones asfixiantes que contribuyeron a hacerla económicamente débil, y muchos profesionales, para subsistir, terminaron incorporando rubros que poco tienen que ver con la esencia de esta profesión, cuando en realidad deberían darse cuenta que el farmacéutico puede ser una herramienta de comunicación fundamental para socializar temas íntimamente relacionados al fármaco (ventajas, contraindicaciones, efectos adversos, acción farmacológica o modos específicos de uso, etc.); incluso algunos de ellos deberían cumplir con la legislación vigente y comercializar todos sus productos por el canal legal y más seguro para la población (la farmacia);

- Funcionarios públicos: basta recordar el accionar de algunos funcionarios públicos, que aunque conocen la importancia de este profesional para el sistema de salud, continúan debatiendo el lugar que le deben dar al medicamento, de este modo y de manera indirecta intentan sacar de escena al profesional especializado en el tema;

- Lugares de baja densidad poblacional: es el caso de poblaciones muy pequeñas del interior del país, que durante muchos años no han tenido, y no tendrán, este servicio. Quienes viven en estos lugares recurren a almacenar medicamentos, en sus casas, para emergencias, y el hecho se debe a que tienen que recorrer grandes distancias para cubrir sus necesidades sanitarias; si a esto se le suma la falta del consejo profesional se observa que llegan a producirse casos de intoxicaciones, entre otras cosas. Lo grave de todo esto es que si a sus representantes o gobernantes se les plantea un proyecto con un trabajo articulado, entre varios sectores, para solucionar esta falencia dudan y no consideran invertir en el mismo por la sencilla razón que lo ven como un gasto, sin darse cuenta que cometen un enorme error. Particularmente, y gracias al avance de la tecnología he podido resolver algunos casos, en cuanto al modo de utilizar los medicamentos, con resultados satisfactorios.

Dentro de lo abordado, es muy común observar que muchos de estos consumidores adquieren diferentes marcas comerciales con un mismo principio activo, ignorando que esas marcas de fantasía coinciden en su composición; incluso llegan a suspender un tratamiento crónico por la falta momentánea de una marca x, o el caso del betabloqueante cardioselectivo atenolol que lo interrumpen de manera brusca, arriesgándose a agravar los síntomas de una angina de pecho, desarrollar arritmias o aumento súbito de la presión arterial. En estas situaciones el asesoramiento adquiere un gran significado, evitando potenciales problemas.

Podría citar otros ejemplos, pero estas son algunas de las causas que han contribuido a producir una desvalorización de la Farmacia, no solo desde el punto de vista económico sino de la imagen social, hasta el extremo que los jóvenes han perdido el interés por estudiar esta carrera con la consiguiente falta de profesionales.

No obstante, y con el paso del tiempo este reconocimiento ha ido en aumento, obviamente en esto ha tenido mucho que ver el trabajo mancomunado de las entidades que representan a los farmacéuticos con el sector legislativo, en donde la sanción de determinadas normas han permitido devolverle, en parte, el lugar que en otras épocas tuvo.

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