Primer vuelo de largo recorrido con una tripulación cien por ciento femenina

Dos mujeres al frente de un avión. / gacetaeronautica.com
Dos mujeres al frente de un avión. / gacetaeronautica.com

Hasta hace unos años la presencia femenina en las compañías aéreas se limitaba a las azafatas. Y además de manera exclusiva, ya que no era fácil encontrar hombres en esa función.

Primer vuelo de largo recorrido con una tripulación cien por ciento femenina

Decía uno de mis profesores de periodismo que cuando los hechos son habituales dejan de ser noticia. Y tenía razón. Hace unos días llamó mi atención un teletipo que informaba de un vuelo de Iberia con una tripulación cien por cien femenina, desde su comandante, dos copilotos, la sobre cargo y las ocho azafatas que conformaban la tripulación de un Airbus con destino a Sao Paulo. Era el primer vuelo de largo recorrido de Iberia con personal de cabina completamente femenino. Desde luego no es un hecho habitual. Pero lo cierto es que tampoco hace falta que lo sea. Me explico:

Hasta hace unos años la presencia femenina en las compañías aéreas se limitaba a las azafatas. Y además de manera exclusiva, ya que no era normal encontrar un hombre realizando esa función. Es más, era uno de los oficios femeninos por excelencia, donde los estereotipos que califican a la mujer se aplicaban a rajatabla: ser guapa, amable, sonriente, femenina y servicial.

Desde hace unos años, sin embargo, resulta normal que los hombres ocupen la función de sobrecargos o de azafatos,  de igual manera que poco a poco las mujeres han ido accediendo a los puestos de “segundos” (copilotos) e incluso pilotos. Aunque-no se vaya a  creer- no puede decirse que el proceso se haya completado volando, porque también ha durado lo suyo: de hecho hasta 1969 no se abrieron las puertas para que las mujeres pudiesen pilotar vuelos comerciales.

Sin embargo lo importante no es en ningún caso que existan vuelos con tripulación exclusivamente femenina, eso sería tan estúpido como plantear que haya hospitales con una plantilla sólo de varones. Por tanto, si bien nos puede hacer gracia la noticia de marras, es de esperar que no haya más o que, en todo caso,  no sea más que una circunstancia aleatoria sin ninguna trascendencia. Lo verdaderamente importante, es decir, el avance real en términos de  igualdad, será atender sin más a las aptitudes profesionales y  comprobar que esa tripulación puede estar compuesta, en todas sus funciones, por hombres  o mujeres y que ningún puesto esté vetado o limitado por cuestión de sexo.

Será esa normalidad la que hará que  tales coincidencias dejen de ser noticia de altos vuelos y podamos todos despegar tranquilos hacia una sociedad, al menos en este aspecto, más eficaz y sobre todo más justa.

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