Vigilar a los médicos para que no incurran en “violencia obstétrica machista”

Irene Montero, ministra de Igualdad. / Twitter
Irene Montero, portavoz parlamentaria de Unidas Podemos. / Twitter

¿Tiene esto algo que ver con el ya olvidado pensamiento único?

Vigilar a los médicos para que no incurran en “violencia obstétrica machista”

En marzo del año 2010 se aprobó la ley de “salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”, eufemismo que olvida el principio de economía lingüística en vez de usar el vocablo aborto, porque, tal vez pudiera resultar duro a quien se vea en el caso de sufrirlo.

Cuando el PP llegó al Gobierno, con mayoría absoluta en el año 2011, la modificación prometida fue un continuo quebradero de cabeza, y decidieron abandonar su compromiso ante los electores; debieron entender sus prebostes que el PSOE les había resuelto el problema y que peor es “meneallo”.

Ahora, casi once años después, la ministra de Igualdad, Irene Montero, decide preparar un borrador modificativo de algunos aspectos de la citada ley, por ejemplo, para regular la objeción de conciencia del personal sanitario, cuestión ”imprescindible”.

Y es que ha sucedido que, en algunos hospitales, la objeción de los profesionales ha sido total. Así las cosas, ella razona que “este derecho (el de la objeción de conciencia) no puede estar por encima derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo”. Hay que recordarle que el derecho a la objeción de conciencia por motivos ideológicos, religiosos y de culto, está contemplado en el artículo 16 de la Constitución.

Pretende resolver la supremacía del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, en relación con la objeción, con la creación de un registro de objetores. Pero incurre en otro olvido, el número 2 del citado artículo: “nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”.

Coartar la libertad de los objetores

Ciudadana Montero, ¿inscribirse en un registro de objetores no es obligar a alguien a exponer su ideología, religión o creencia? Por otra parte, la inscripción obligatoria que usted pretende puede coartar la libertad de los objetores. Y añade que “el cambio de la ley debe garantizar que el derecho al aborto sea efectivo.”

¡Qué obsesión la de pretender meternos en un archivador con la correspondiente etiqueta, machista, feminista, abortista, negacionista, objetor, laico, religioso...y decirnos qué tenemos qué hacer y pensar, cómo y cuándo!

El rechazo a la práctica del aborto, según la ley del año 2010, es una “decisión individual, manifestada anticipadamente y por escrito”, por lo tanto, esta es la forma de expresarlo.

Violencia obstétrica machista

Pero Montero va más lejos, pues pretende “que se considere violencia obstétrica machista el negarse a realizarlo, además de determinadas prácticas realizadas a la mujer durante el embarazo y el parto”.

Su ciencia médica infusa, como mujer empoderada que es, le permite afirmar que, no tener la mujer la capacidad de decidir sobre la procedencia o no del aborto, y hacerlo en su lugar un profesional sanitario “es una forma de infantilizar a las mujeres”.

En última instancia, lo que pretende con su iniciativa es cercenar la objeción de conciencia. ¿A dónde va usted?; pensábamos que los totalitarismos y el pensamiento único eran cosas del pasado, pero parece que usted, Irene Montero, quiere recuperarlo: no se puede consentir.

Me parece insólito que, en general, las mujeres dueñas de su cuerpo se pregunten cuando defienden a capa y espada “su” derecho al aborto, dónde están los machos que pusieron la semillita: ¿no tienen nada que decir ellos, carecen de cualquier responsabilidad, son meros instrumentos para la mujer?

El aborto puede ser, y lo es, una cuestión religiosa para muchos, pero, sobre todo, es una cuestión moral y, naturalmente, ética, para una parte importante de la población. ¡Pido perdón a los que no estén de acuerdo: ya sé que la moral y la ética han sido sustituidas hoy por el relativismo! @mundiario

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