La prensa, como un Ave Fénix que resurge de las cenizas

Periódicos de prestigio. / RR SS
Periódicos de prestigio. / RR SS
En tiempos de coronavirus, diarios 'serios' han vendido más que nunca. Muchos lectores han buscado información veraz y contrastada. Además de artículos de opinión fundados y creíbles. ¿Puede ser que vivamos un resurgir de la prensa tradicional, porque su credibilidad va en aumento?
La prensa, como un Ave Fénix que resurge de las cenizas

En la segunda mitad del pasado siglo, una de las fuentes de información más fiables eran los diarios, porque filtraban el exceso de noticias de tal forma que el lector se enterara de lo que estaba pasando a su alrededor. La cabecera era para él sinónimo de confianza, ya que se fiaba de la experiencia, el conocimiento y el periodismo de investigación de la redacción. El fallecido editor brasileño Roberto Cívita, cuyo semanario Veja es uno de los más exitosos del mundo, me comentó hace años que solo cuando los diarios sacaban a la luz mentiras, escándalos de corrupción y manipulaciones e insistían en documentar sus contradicciones y juegos sucios, al final a los implicados no les quedaba más remedio que tirar la toalla. Ponía como ejemplo el caso Watergate, los Papeles del Pentágono, pero también múltiples casos de malas prácticas del mundo político y empresarial, que se conocieron gracias al periodismo de investigación de los diarios.

En 2009 me invitaron a dar una ponencia en un seminario sobre seguridad en Atenas, que contaba con participantes de los servicios secretos de los Estados Unidos, Canadá y varios países europeos. Fue una de las conferencias más interesante de mi vida, por ser el de “espías” un mundo que solo conocía de uno de mis autores favoritos, John le Carré, y algún que otro novelista más. Me pidieron que les explicara lo que creía que tenían en común la prensa y los servicios de inteligencia. Mi tesis en aquel momento: que ambos basan sus decisiones en la información y que el acierto de las decisiones depende por regla de la calidad de información que manejan y del grado de credibilidad con que la comunican.

Hoy, el grado de credibilidad de los diarios tradicionales ha disminuido: a pesar de que sus periodistas siguen informando y opinando con más valor añadido que los farsantes y charlatanes de turno que inundan la Red, las cabeceras sufren, porque muchos de sus lectores se han mudado al gratis total. La consecuencia: una caída importante en los ingresos por ventas y publicidad, que los gestores de las empresas editoras tratan de compensar con ahorros en las redacciones, tanto en la cantidad de la plantilla como en su calidad.

Es evidente que los editores tienen parte de la culpa de lo que ha pasado en las últimas décadas. Ganaban en los buenos tiempos tanto dinero con ventas y publicidad, que se durmieron en sus laureles. No supieron desarrollar a tiempo un nuevo modelo de negocio que rentabilice sus contenidos, tanto en la edición papel como en la de la Red y de los iPads y androids. Lo hicieron mejor los fundadores de algunos diarios digitales, en especial los que han sabido encontrar la fórmula de combinar artículos de calidad con muchos clicks, manteniendo así altas posiciones en los rankings de Google. El periódico MUNDIARIO es un buen ejemplo de esta nueva generación de periódicos digitales que le están complicando la vida a la prensa tradicional.

¿Mi visión para el futuro de las cabeceras clásicas de la prensa escrita? Puse sobre papel hace años algunas ideas para un periódico regional, que me parece pueden seguir teniendo alguna vigencia. En concreto, le propuse a la propiedad 3 ediciones:

1. Una edición de papel con tiradas mucho más cortas y un PVP más alto. Con una estructura y un contenido que no sufriría muchos cambios: apostando por la calidad y buscando un Unique Selling Proposition (USP), como llaman los americanos a una diferenciación clara de los contenidos en relación con la competencia. Por ejemplo, una cobertura económica de primera, con lo hace el diario británico Financial Times. O una apuesta por la cultura, como la hace el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. En cuanto a la publicidad, pienso que seguirían apostando por esta edición en papel, los anunciantes de productos y servicios a nivel nacional (automóviles, telefónicas, bancos, aseguradoras, etc.), porque querrían impulsar sus marcas hacia lectores de clase alta/media alta y edades mayores, con poca afición al mundo digital.

2. Una versión en la Red, con las siguientes características: una estructura mucho más ágil, donde predominan las noticias de última hora. Seguiría siendo de acceso gratuito para un determinado número de artículos de actualidad, pero se cobraría por los artículos de profundidad y calidad de la edición papel. Permitiría noticias locales y una publicidad que se adapte a ella, mucho más diversificada, por ejemplo, en forma de advertorials (un artículo sobre el propietario de una tienda en una ciudad que paga por su publicación), con anuncios por palabras u ofertas en formato teletienda, que – en contra de lo que se piensa – tiene una audiencia grande y genera ingresos importantes. La característica principal de esta versión del diario no sería tanto su contenido de alta calidad, sino más bien su actualidad, así como la cercanía al lector y anunciante local.

3. Y, por último, una versión en plataformas como Newsstand de Apple o Kiosco. Estaría dirigida a un público más joven que el de la versión papel, pero de clase media/media alta. Por lo tanto, tendría que apostar por “actualidad + calidad”, con una estructura diferente, incluyendo en la portada y primera parte temas deportivos y de cultura pop. Y tendría que ofrecer como USP además elementos multimedia como videos, links a otros lugares de la Red, etc. Ejemplo: un artículo sobre comunicación podría estar acompañado por un video de grandes oradores como Churchill y Obama. 

Los diarios han vendido durante la crisis del coronavirus mejor que antes. Si apuestan más por el viejo eslogan de la prensa Líderes son lectores, quizás ésta sea su oportunidad para resurgir como el Ave Fénix de sus cenizas, recuperando la confianza de sus lectores y anunciantes, apostando por más calidad de sus informaciones, un lenguaje de comunicación veraz y contrastada, así como un elenco de periodistas que se caracterice por su experiencia y no solo por su posicionamiento ideológico. Dicho de otra manera: gestión eficaz y contenidos de calidad pueden ser la salvación de la prensa tradicional. @mundiario

Comentarios