Porque hoy también es el día de la mujer

Segregación ocupacional.
Las mujeres en la población activa mundial.

La igualdad y el empoderamiento de la mujer no es solo cuestión de un día, sino de todos los días.

Porque hoy también es el día de la mujer

Después de la resaca conmemorativa del Día internacional de la mujer de ayer, en  la que todas las instituciones, los medios de comunicación y la propia sociedad en general, se volcó en reclamar para la mujer el espacio que le falta todavía para que todos podamos vivir en una sociedad igualitaria, hoy volvemos de nuevo a nuestras vidas.

Unas vidas en las que aún hay mujeres que no ganan lo mismo que los hombres, que se ocupan mayoritariamente de las tareas del hogar y del cuidado de enfermos y ancianos,  a las que maltratan física y psicológicamente, mujeres que deben demostrar su valía frente a su compañeros masculinos, o mujeres a las que se les niegan determinados trabajos simplemente por serlo  o el derecho a una educación, no solo superior sino elemental,  simplemente por ser niñas.

Volvemos a unas vidas en las que hay una brecha diferenciadora marcada por el género, en las que las mujeres trabajadoras ocupan los trabajos menos cualificados, y por supuesto muy alejadas de las cúpulas directivas de las empresas, y unas vidas en las que a  las pocas que llegan a ocupar puestos de alta dirección se las juzga precisamente por haber descuidado su vida personal o familiar,  algo por lo que ni se nos ocurre juzgar a un hombre.

Según ONU Mujeres, las estadísticas  no pueden ser más desalentadoras.  En la actualidad, tan sólo en torno a la mitad de las mujeres en edad de trabajar (frente al 76 por ciento de los hombres) están representadas entre la población activa, y asumen una carga de trabajo no remunerado 2,5 veces superior a la de los hombres. La brecha salarial de género a nivel mundial es del 23 por ciento.  

Y sí, es cierto que esas estadísticas demuestran que  todavía es necesario  darle visibilidad a esta brecha existente entre hombres y mujeres y que hay que repasar la historia para darle valor a aquellas valientes que a pesar de tenerlo todo en contra consiguieron destacar en diferentes ámbitos.Pero no nos engañemos, tener que darle visibilidad a algo es el mayor indicativo de lo mucho que nos queda por hacer.

Por eso, quizás preferiría que en vez de centrarnos durante  un día en ver grandes películas hechas por mujeres, en recordar a las grandes historiadoras, o a las mujeres que destacaron en la ciencia, o a esas  artistas descubiertas al azar bajo pseudónimos masculinos, les diéramos herramientas a las mujeres del presente cada día para poder hacer su trabajo en igualdad de condiciones que sus compañeros masculinos, y que los medios de comunicación en vez de tirar de hemeroteca  un único día al año, pudieran  dar  visibilidad a las mujeres haciendo  una programación en la que no descuidaran el protagonismo del 50% de la población,  o que cada día les diéramos espacio a cualquier trabajo hecho por mujeres, no relegándolo a espacios secundarios, inconscientemente o no.

Porque no se trata de mirar solo hacia atrás, sino de trabajar cada día mirando hacia el futuro, para que las niñas puedan  escoger con naturalidad entre la misma variedad de carreras profesionales que los niños, sin roles predefinidos, para que no asuman que están más predispuestas a las opciones tradicionales de servicio y cuidados sino que también tiene un espacio en  la industria, el arte, la administración pública, la política, el deporte, las finanzas, la ciencia, o simplemente en lo que se propongan

Porque el feminismo, la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres, es cosa de todos, y de todos los días.

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