Politización, arbitrariedades y persecuciones en la sanidad pública

Vista parcial del Hospital de A Coruña.
Vista parcial del CHUAC.

La pérdida de valores fundamentales, ética, honestidad, humanidad, profesionalidad, respeto y tolerancia, una amenaza para la excelente sanidad creada en las pasadas décadas en España.

Politización, arbitrariedades y persecuciones en la sanidad pública

La pérdida de valores fundamentales, ética, honestidad, humanidad, profesionalidad, respeto y tolerancia, una amenaza para la excelente sanidad creada en las pasadas décadas en España.

 

Nos hemos acostumbrado a que las malas artes sean una práctica habitual en política, pero debieran estar alejadas de la forma de actuar en las actividades profesionales. Sin embargo, estamos asistiendo a un momento donde los políticos quieren fiscalizarlo todo, y no dudan en utilizar todos los medios para mantenerse en el poder.

Durante años, la última generación de médicos luchamos por concursos justos, transparentes y objetivos, donde el curriculum, los méritos profesionales, las capacidades y los valores fueran los únicos factores en la selección de los candidatos a dirigir los equipos.

La corrupción política, que infiltra todos los sectores, está cambiando globalmente esta actitud, controlando los concursos para eliminar a los jefes de servicio molestos o poco afines.

La década de los 90 fue, sin duda, excepcional en el desarrollo del Hospital Juan Canalejo (actual CHUAC), con la incorporación de profesionales de toda España, con impecable trayectoria y excelente curriculum profesional, que lideraron los distintos programas de trasplantes y desarrollaron servicios de extraordinaria calidad.

El trasplante de pulmón fue el último en incorporarse en 1999, lo que permitió formar a un excelente equipo de profesionales que no solo hizo del programa de trasplante una referencia en España y Portugal, sino que consiguió que el Servicio de Cirugía Torácica fuera referencia en la comunidad, especialmente en la patología más compleja, como es la cirugía traqueal o la del mesotelioma, entre otras, y permitió el inicio de la videocirugía en Galicia.

Tras celebrar, en 2010, los diez años de "éxito" en el trasplante pulmonar, y organizarse en A Coruña el Congreso de la Sociedad española SEPAR, que confirmaba los 12 años de progresión del servicio, posibles intereses espurios, amparados por una dirección con más que probables presiones políticas, introdujeron un cambio de rumbo, de una medicina pública honesta, basada en el paciente y tendente a la excelencia, a una actividad quirúrgica deslumbrante, sin control, basada en las redes sociales y tendente a la medicina privada.

Posturas tan alejadas son difícilmente compatibles, y los políticos están más acostumbrados a imponer que a razonar; si alguien no les gusta prescinden de él y punto, con lo que se daba comienzo a un "acoso e intento de derribo" de este jefe del Servicio, que consideramos absolutamente indignante y que debemos denunciar públicamente.

Las repercusiones asistenciales, económicas y de “calidad” en el tratamiento de los pacientes pueden ser muy importantes.

En octubre del 2012, tras más de un año de la última reunión con la gerencia, y pocos meses después de que la dirección asistencial felicitase por escrito a este jefe de Servicio por los resultados obtenidos, fue cesado como jefe de Servicio y director del programa de trasplante pulmonar. Este cese fue anulado en primera instancia por el juzgado y la anulación ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, obligando al Sergas a su reposición inmediata.

Durante este periodo de cese, la marginación, el desprecio y la persecución fue la norma. 

Esta actitud continuó al tener que acatar la sentencia y reponer en su puesto de jefe del servicio. Hay numerosas pruebas de todo ello (Inspección 2011, Auditoría 2012, Inspección 2013, Inspección 2014, entre otras), todas resueltas sin falta alguna. Siendo la última y definitiva un nuevo intento de cese por la dirección del CHUAC, a pesar de los excelentes resultados asistenciales que presenta el servicio.

Sin duda, la obligación del que ostenta el poder público, la dirección del Hospital, es la de investigar lo denunciado y de velar por los pacientes. La sanidad pública está por encima de los intereses particulares y no permitiremos la injusticia que pretenden, protegiendo intereses privatizadores y de negocio a cuenta de los pacientes. 

El tiempo en que se mataba al "mensajero" ya no vamos a tolerarlo. Nos ampara la fuerza de la razón.

Recordando a Cervantes: Los sucesos lo dirán Sancho -respondió don Quijote-; que el tiempo, descubridor de todas las cosas no se deja ninguna que no la saque a la luz del sol, aunque esté escondida en los senos de la tierra.

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