Cuando uno es niño nace libre, no existen límites, no hay vergüenzas

Amanecer.
Amanecer.

Sin embargo, cuando crecemos le damos la bienvenida al dolor, al desencanto, y al pesimismo, y esto se origina por la cantidad de enseñanzas y experiencias, muchas de ellas perniciosas.

Cuando uno es niño nace libre, no existen límites, no hay vergüenzas

Cuando uno es niño nace libre, no existen límites, no hay vergüenzas, ni odios, ni venganzas. El color de la piel, la situación económica no entran en nuestros balances de relaciones humanas. Jugamos y actuamos donde queremos. Es una maravilla todo, y el mundo que nos rodea es amigable porque somos amigables con todos. Sin embargo, cuando crecemos le damos la bienvenida al dolor, al desencanto, y al pesimismo, y esto se origina por la cantidad de enseñanzas y experiencias, muchas de ellas perniciosas. Aparecen los complejos y los miedos atroces, esos que nos limitan, que se generaron o dejamos que  lo generara  algún inadaptado que decidió vendernos  su temores… Nos jodieron…

También contribuye mucho las creencias perniciosas que nos hacen pensar que somos inadecuados para todo y que el sufrimiento es parte de la vida.  Con todo esa carga va nuestra “maleta” y con  eso vamos caminando en la vida: bastantes miedos que no nos dejan alcanzar la potencialidad pura, algo que yo llamo:  el infinito de mis sueños. Entonces que hago ante los ataques intensos de amigos y desconocidos en hacerme creer que no puedo

Tienes que ser arrogante cuando escuchas la voz, del falso yo, que te dice que eres limitado, y con la gente que te dice que es imposible.  La arrogancia de creer que puedes no tiene que ver con el egocentrismo,  ni con la falsa seguridad de creer que hay límites para ti.

En cierta y extraña manera tiene que ver con justamente lo contrario;  esa arrogancia de sentirte seguro y saber que puedes, es un impulso divino que te sacará de ti mismo y te permitirá entregarte mas a la vida.  Porque a menudo, lo que te separa de una existencia creativa son  tus inseguridades, tu falta de autoestima, tu autocritica, tu exceso de instinto de autoprotección.  La arrogancia de pertenecer y saber que todo lo puedes,  te saca de las oscuras profundidades del auto desprecio, no diciendo - ¡Soy el mejor!- sino simplemente estoy aquí, y tengo que vivir la vida de la mejor manera; hoy y ahora.

Creo que esta clase de arrogancia es buena, el sentirse con derecho a existir, y por tanto , a expresarse; es la única arma con que combatir el feo dialogo que puede surgir dentro de nuestra cabeza cada vez que tengamos un impulso creador.

¿Sabes a que dialogo me refiero, verdad? Estoy hablando de esas voces que salen cuando queremos emprender algo, esas que dicen: -¿Quién carajo te crees que eres tratando de ser creativo?  Eres un asco, un tonto, no tienes talento y no sirves para nada. Vuelve a tu madriguera. A lo cual es posible que te hayas pasado una vida entera contestando educadamente: tienes razón. Doy asco y soy un tonto. Gracias.

¡No!. La contestación debería de ser: creo en mi y creo que Dios cree en mi, hay una invisibilidad poderosa que trabaja conmigo. Tengo derecho a seguir mi propia voz, y mi propia  visión de las cosas. No acepto limitantes. Tengo el derecho a todo lo bueno, porque es mío. Creo que a nivel general que el gran paso será no escuchar la depresiva y limitante voz  que vine de afuera y a veces la aceptamos como nuestra personalidad. Y después entender que cualquier situación que limite nuestra potencialidad es producto de mentes que aceptaron la limitación en sus propias vidas.

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