Petra László es de las que no superan que su marido le ponga los cuernos

Una imagen que hace referencia a los celos.
El monstruo de los celos.

Hay gente a quien la vida le supera, igual que hay personas capaces de sobrevivir a tragedias enormes, incluso a un holocausto, y salir con el alma intacta.

Petra László es de las que no superan que su marido le ponga los cuernos

Hay gente a quien la vida le supera, igual que hay personas capaces de sobrevivir a tragedias enormes, incluso a un holocausto, y salir con el alma intacta.

 

Tengo la sensación de que la vida no era lo que Petra László esperaba.  Apuesto a que ella albergaba sueños que no se cumplieron, expectativas que se hicieron añicos por el camino, deseos que se estrellaron contra los escollos de la realidad. Y ella es de las que no consiguen soportarlo. La imagino sintiéndose la reina del baile que lo merece todo, un príncipe o un dentista, pero luego vino la vida con las rebajas y no tuvo agallas para sobreponerse a la realidad. Seguro que Petra László es de las que no superan que su marido le ponga los cuernos, o que sus hijos se le suban a la chepa en una mala adolescencia. En fin, la vida cotidiana que los demás asimilan, pero a la que las petras lászló son incapaces de sobreponerse. Supongo que por eso está llena de ira y eso se ve en la rabia con la que patea a indefensos refugiados sirios. Con sus deleznables actos se está desfogando de lo que podemos intuir es una mierda de vida. Hay gente así, a quien la vida le supera, igual que hay personas capaces de sobrevivir a tragedias enormes, incluso a un holocausto, y salir con el alma intacta. Pero las otras, y tal vez sea el caso de la ruin reportera, se ven superadas por las contrariedades cotidianas de la vida. Petra László, cogiendo prestado el palabro de Alex de la Iglesia en su libro “Payasos en la lavadora”, da mucha “ascopena”.

A veces imagino nuestra trayectoria vital como una línea que en su trazado, de vez en cuando, se cruza con el mal. Es inevitable, pero lo importante es que en ese encuentro fortuito, el mal no nos contagie,  que no lo arrastremos con nosotros cuando sigamos nuestro camino después de cruzarnos con él. Petra László se cruzó con Osama Abdul Mohsen en un momento de su vida en el que seguramente estaba tan indefenso como jamás volverá a estarlo, y aprovechó para clavarle las uñas de su maldad. Después de su encuentro, ella continuará su camino con ese odio que lleva dentro de sí, por eso su vida será siempre miserable.  Pero seguramente Osama Abdul Mohsen logrará olvidar ese episodio que quedará como un mal sueño en su memoria, y él y su familia empezarán una vida nueva, por lo visto en España, y es muy probable que sean felices. Algo que intuyo imposible de conseguir jamás en su vida por la miserable Petra László.  Su maldad es su castigo. Lamentablemente, algunas personas se contagian del mal cuando se cruzan con él, son incapaces de desembarazarse de su abrazo y continúan su camino contagiadas por la maldad que las atacó. La revancha ante el mal que se nos causa es seguir adelante sin consentir que nos transforme en peores personas, en mantener a salvo nuestra inocencia. Ese es nuestro gran triunfo sobre el mal.

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