El Pescaíto se fue a otra mar

Traslado del cadáver de Gabriel. / La Voz de Almería
Traslado del cadáver de Gabriel. / La Voz de Almería

España enterró este martes a un hijo, el pequeño Gabriel Cruz, y millones de corazones encogidos le despidieron consternados; una muerte que aún nos cuesta creer.

El Pescaíto se fue a otra mar

Dicen que cuando un niño cierra los ojos en este mundo, un ángel nace en el cielo; cuando el corazón de un niño deja de palpitar –al ser limpio y puro– late junto al de Dios. Para quienes actúan movidos por la fe este es un principio por fuerza divina; es un anhelo de amor infinito. Aquellos que no creen en la inmortalidad de esta vida solo pueden apelar a la pena de lo que ya no existe, considerar el consuelo o el duelo; pienso con la convicción de guardar respeto a cada uno. 

En cualquier caso, nadie está preparado para enterrar a un hijo. La fuerza de la naturaleza es abrir los ojos cada mañana para verle crecer. España enterró este martes a un hijo, el pequeño Gabriel Cruz, y millones de corazones encogidos le despidieron consternados; una muerte que aún nos cuesta creer.

Ana Julia, España te acogió y no puede entender cómo te cegó el amor equivocadamente; como tu oscuro corazón silenció la sonrisa de un niño para siempre. La razón nos obliga a juzgarte y a sentir pena por tu hija, que ajena a tus sentimientos, tendrá que llevar tu lastre. 

El escenario no puede ser más denso; estos días España brilló con luz propia en la esfera internacional clamando justicia para y con las mujeres.  Ana Julia, "negra y latina"; contigo soplan de nuevo los estigmas de origen y color de piel, flaco favor que alimenta la xenofobia. Otro dardo envenenado que llega cuando queremos que la violencia contra la mujer, "una pandemia mundial", según la ONU, dejé de arrojar cifras escalofriantes.

Nos has asfixiado a todos, quebraste nuestros corazones; hemos perdido a Gabriel pero, paradójicamente, este crimen ha levantado a España, el país unido y conmocionado ha demostrado una inmensa solidaridad, una sensibilidad latente, nadie miró a otro lado. La bondad ha ganado la partida; una madre no se ahoga en llanto y odio a pesar de que le has arrancado de las entrañas a su pequeño para siempre. Una gran lección de coraje de Patricia Ramírez, que nos pide calma y buen comportamiento a pesar del horror, una pesadilla de 12 noches, con un trágico final.

Pescaíto, tendremos en los ojos girasoles –como en tu canción–, que aún el mundo está lleno de gente buena para mirar atrás y recordar como España te llora

Pescaíto, tendremos en los ojos girasoles –como en tu canción–, que aún el mundo está lleno de gente buena para mirar atrás y recordar como España te llora. Tu madre afloró del interior la voz de los valientes y de su corazón, tu bondad para recordarnos la fuerza del amor frente al odio. 

La letra de la emotiva canción de Rozalén, esa que bailaste por última vez con tu mamá, nos recordará que eres una estrella que brilla y "a los seres sensibles que cuidan de otros seres y saben amar… a todos los que luchan por los derechos y a respetar el espacio vital". 

Que tu madre duerma tranquila, que sienta calma y recuerde ese corazón bondadoso que cantaba "que hay que mirar a todo hombre por igual" y desde luego contigo, hemos sido capaces de sentir en la piel el dolor de los demás. Le contaré a mis hijas que te has ido a otra mar.

Ahora esperamos justicia, con tu recuerdo inmarcesible, descansa en Paz. @mundiario

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