¿Me permite que comparta con usted mis atribulaciones de consumidor?

Un teléfono antiguo. / Pexels
Teléfono rotatorio antiguo. / Pexels.com.

Si está de acuerdo, responda sí; si no lo está responda no.

¿Me permite que comparta con usted mis atribulaciones de consumidor?

La sustitución de trabajo por tecnología ha seguido un proceso imparable: más  producción, menores costes, menos precio de venta y, en consecuencia, bienes y servicios asequibles a  un mayor número de consumidores.

Por internet o teléfono contratamos seguros, viajes, bienes de consumo, gas, electricidad, teléfono, servicios financieros,... todo. Este procedimiento se ha extendido a las modificaciones y cancelaciones de contratos, reclamaciones y servicios de averías.

Si utilizamos el teléfono, el primer obstáculo a salvar es que nos atienda un operador, tarea que puede durar interminables minutos. Después hay que tener  la agilidad necesaria para decidir cuál es la opción más adecuada: Si quiere ser atendido en ..., pulse o diga  1, si en castellano, pulse o diga  2; para ... , pulse o diga ....: para reclamar, ..., para contratar, ...; para cualquier otro asunto diga lo que desea. Y enloqueces para intentar encerrar en una palabra tu deseo;  lo intentas y la máquina no te entiende; repita, dice la voz metálica,..... Al final, abandonas desesperado, impotente.

Si ha acertado la lotería de la respuesta, el premio será una voz muy atenta que, mecánicamente, dice: soy Reynelio,  en qué puedo servirle. Con fruición y  regodeo por el éxito, te lías en explicaciones hasta que Reynelio corta: nombre, DNI y número de referencia. Unos minutos de espera con música o anuncio, que Reynelio utiliza para no se sabe qué. Por fin responde: le paso con un comercial. También esta voz te da su nombre  y se ofrece para ayudarte: ¿cuál es su problema? Sin crisparte, repites la historia dócilmente: nombre, DNI y referencia.

Y dice Reynelio: efectivamente, tiene Vd. contratado ADSL, voz y televisión, coste mensual .... ¿Qué desea? Y te alborotas,  hasta que logras articular las palabras: hacer una reclamación, coño. Reynelio te pregunta por qué reclamas ante tan magnífico servicio... A estas alturas tú quieres resolver.... y contestas ¡porque me da la gana! Reynelio no se incomoda, permanece imperturbable: Caballero, remita por correo el impreso que bajará de Internet, debidamente cumplimentado; fotocopia del DNI y del contrato,... Deberá anticipar su contenido mediante  fax....

En otras ocasiones es otro  Reynelio quien toma la iniciativa y te llama cuando estás almorzando, charlando con la familia o descansando tras una larga jornada de trabajo, para ofrecerte un teléfono gratis, una televisión a precio imposible, un seguro,... o vaya usted a saber qué. En una ocasión le dije al interlocutor: no puedo atenderle, estoy comiendo. Su sorprendente respuesta fue: ¡qué suerte tiene!

Reynelio no suele tener supervisor, y digo yo: ¿a quién reclamas?

Seguro que a usted, lector, le ha sucedido esto mismo en muchas ocasiones. @mundiario

Comentarios