Es importante conocer y comprender los ingredientes de los medicamentos

El peligro de la sal en los medicamentos. Hasta el más pequeño de los detalles cuenta. Por eso se hace muy necesario que conozcamos su composición para evitar tener sustos.

Es importante conocer y comprender los ingredientes de los medicamentos

Según datos de la OMS, la hipertensión es el principal factor de riesgo de muerte en el mundo, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Una tercera parte de la población presenta valores superiores a 140/90 mmHg. A pesar de este dato, hoy por hoy, una de cada tres personas desconoce que padece hipertensión. Otro dato que llama aún más la atención, es el hecho de que uno de cada tres adultos que se está medicando, no consigue mantener sus valores de tensión por debajo de 140/90 mmHg. Deberíamos preguntarnos por qué ocurre esto.

La hipertensión aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. Este riesgo se incrementa si el paciente no lograr mantener unos valores de tensión por debajo de 140/90 mmHg. Si a este hecho le sumamos otros factores externos (obesidad, tabaco, alcohol, sedentarismo), el incremento de este riesgo es más que notorio.

A pesar de estos datos, todavía cabe un poco de esperanza. La hipertensión se puede prevenir. Para ello es necesario que el paciente haga cambios en su estilo de vida. Llevar a cabo una alimentación equilibrada, reducir el consumo de sal, mantener un peso saludable, realizar ejercicio de forma rutinaria, no fumar y no beber, se convierten en los mejores aliados para nuestra salud.

Si a pesar de llevar a cabo estos cambios en el estilo de vida, no se logra mantener unos niveles de tensión óptimos, se hace necesario recurrir a la medicación. El arsenal terapéutico encargado de combatir la hipertensión es muy amplio ya que, por desgracia, no todos los pacientes responden de la misma manera a los tratamientos. Lo que es eficaz para una persona, no lo es para otra. Es muy frecuente que un paciente pase por tres o cuatro tratamientos antihipertensivos hasta lograr encontrar la molécula óptima para él. Entre los medicamentos utilizados nos encontramos diuréticos tiazídicos, antagonistas del calcio, antagonistas de los receptores de la angiotensina, bloqueadores de la enzima convertidora de la angiotensica (IECA) y beta-bloqueantes.

En ocasiones, a pesar de hacer los cambios en el estilo de vida y de llevar de forma correcta los tratamientos, hay pacientes que no logran mantener unos niveles óptimos de tensión, o bien presentan picos altos de tensión en determinados momentos del día. ¿Por qué sucede esto? Hemos seguido las reglas del juego a pies juntillas. ¿Por qué no funciona? Está claro que hay algo que lo estamos pasando por alto. Debe haber algo que hacemos mal.

Repasando el día a día de los pacientes vemos que, muchos de ellos no toman sólo el tratamiento para la tensión. Como hemos visto, la hipertensión suele ir de la mano con otras enfermedades (diabetes, EPOC, hipercolesterolemia, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal). Si a este hecho le sumamos la edad (la hipertensión afecta de manera muy alta a los ancianos), la toma de medicamentos se dispara. Si analizamos la composición de estos medicamentos, vemos que entre sus ingredientes aparece nuestra amiga la sal. Nosotros diciéndole al paciente que no tome sal con las comidas, y vamos nosotros y se lo metemos en la medicación. ¿Es muy frecuente la sal en los medicamentos?, os preguntaréis. Mucho más de lo que nos pensamos. Se encuentra en medicamentos tan dispares y de tan uso común que puede resultar un problema. Muchos medicamentos efervescentes lo llevan. Son medicamentos de uso común, los tomamos como analgésicos, antiinflamatorios, mucolíticos, para el estreñimiento… Su uso entre pacientes de edad avanzada es más que notorio. Estos pacientes suelen presentar problemas de deglución, por eso se los mandamos disolver en agua, para que puedan tragarlos mejor. Además, los ancianos pierden el reflejo de la sed, con lo que su consumo de agua se ve mermado. Al mandarles medicamentos que se disuelven en agua, ayudamos a incrementar un poco su consumo. Sin embargo, un uso desmesurado se puede volver en nuestra contra.

Por eso es importante conocer y comprender los ingredientes de los medicamentos. Analizar el estado general del paciente al que va dirigido. Un estudio integral del paciente está más que justificado. Como dice el refrán “lo que es bueno para el bazo, es malo para el espinazo”. Si vemos que algo que debería estar controlado, no lo está, preguntémonos por qué. No pensemos en la bondad de las cosas, hasta el detalle más insignificante puede tener su relevancia.

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