Si su país y su sociedad son corruptos, usted acabará siendo menos íntegro

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Intercambio de dinero. / betterofout.net

Investigadores de la Universidad de Nottingham afirman en un estudio que las sociedades e instituciones más corruptas producen individuos menos íntegros y más deshonestos a título individual.

Si su país y su sociedad son corruptos, usted acabará siendo menos íntegro

Si tus amigos se tiran por un puente, ¿tú también te tiras por un puente? Las madres ilustran con esta frase una verdad universal: el ambiente conforma en gran medida el carácter individual. Basándose en las teorías de coevolución cultural entre los valores y las instituciones, científicos de la Universidad de Nottingham han desarrollado un índice que relaciona los niveles de corrupción de un país con la probabilidad de que sus ciudadanos sean unos mentirosos a título individual.

El estudio publicado ayer en la revista Nature analiza la PVR, o Prevalencia de Violación de las Reglas, que mide la honestidad de un individuo en comparación con la corrupción, el fraude político y la evasión de impuestos de la sociedad de la que forma parte.

Para ello los autores del artículo viajaron a 23 países durante 5 años y evaluaron a 2568 participantes de una manera muy sencilla. El experimento consistió en que los voluntarios recibirían dinero por lanzar un dado. A mayor puntuación, más dinero. Para recibir ese dinero debían apuntar el número resultante de la tirada en una hoja, sabiendo que los investigadores no podrían ver su dado. Comparando los resultados de las tiradas con los resultados que cabe esperar por estadística sencilla al lanzar un dado una serie de veces, se pudo comprobar fácilmente quiénes mentían para conseguir más dinero. Al comparar las tasas de fraude en el juego del dado con los índices de corrupción institucional en el país donde se realizaba la prueba en ese momento encontraron que los ciudadanos eran menos honestos a título individual en los países con mayores tasas de corrupción o evasión de impuestos.

Al comparar las tasas de fraude en el juego del dado con los índices de corrupción institucional en el país donde se realizaba la prueba en ese momento encontraron que los ciudadanos eran menos honestos a título individual en los países con mayores tasas de corrupción o evasión de impuestos.

Pese a todo, las mentiras de los participantes que defraudaron no fueron muy gordas. En un fenómeno que los autores describen como «engaño justificado» el defraudador considera en todo momento que existe un límite razonable que debe equilibrar el beneficio obtenido con la percepción individual de seguir siendo honesto. Es decir, obtener un beneficio con la mentira pero sin renunciar al sentimiento de ser una buena persona, por ejemplo apuntando un mayor número de cuatros o cincos en las tiradas que llamarían la atención del evaluador mucho menos que una hoja plagada de seises.

España, que se encuentra en el puesto 37º a nivel mundial en cuanto a percepción de la corrupción, no ha salido muy mal parada en el experimento en comparación con Holanda, Reino Unido o Austria; cuyos índices de percepción de la corrupción en sus sociedades son notablemente más bajos (puestos 8º, 14º y 23º; respectivamente).

Quizá sea cierto en este caso lo que afirma el economista experimental de la Universidad de Yale Jonathan Schultz: «Incluso en los países más corruptos, la gente no es abiertamente deshonesta. La gente se preocupa por su auto-imagen de ser personas íntegras».  

«Incluso en los países más corruptos, la gente no es abiertamente deshonesta. La gente se preocupa por su auto-imagen de ser personas íntegras».  

Se abre ahora el espacio para la reflexión personal: ¿Qué habría apuntado usted en su hoja de resultados? ¿Y su vecino? Puede que entonces venga a su mente una frase excesivamente recurrente: «¿A ver si el tonto voy a ser yo?».

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