Orihuela, Armaos, el esplendor de las tardes a la vera del Hijo de un dios

Armaos de Orihuela/ Página de Facebook de Los Armaos.
Armaos de Orihuela/ Página de Facebook de Los Armaos.

Los "Armaos", de Orihuela, son la redención del soldado romano, la inversión significativa del que ajusticiaba bajo el totalitarismo, la otra mejilla en los rasgos del verdugo.

Orihuela, Armaos, el esplendor de las tardes a la vera del Hijo de un dios

Desfilan y no son las huestes que desplomaban al judío con severidad. En Orihuela, los Armaos son la inversión simbólica del castigador, son la figura del arrepentido, el esplendor de un folclore atávico que acompaña al Hijo y al hombre.

La grandeza del Imperio Romano no es el sometimiento, sino el encendido color de los penachos y las telas que honran la pobreza y la sencillez de una muerte, de la muerte, cuando oscurecen las calles. Un armao recuerda que la gloria es insignificante, que la gloria pasa, que el arma verdadera es la palabra del Hijo, que la crucifixión es el desenlace de todas las dudas de un ser humano.

En la singularidad de esos Armaos reside el perdón de un dios a la violencia ejercida por unos hombres. Los hombres que acompañan a las figuras de Salzillo. Los hombres que no saben lo que hacen.  Los hombres que, en otro tiempo, en otro mundo, maltrataron y asesinaron al reaccionario, al maestro de los caminos.

Milagro en latín es imagen, y el milagro de los Armaos reside en esa evidencia: el esplendor y la costumbre de sus filas anuncian que aquella muerte necesaria debe ser perdonada siempre.

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