La OMS intenta que los países ricos participen en el fondo mundial de vacunas contra la Covid-19

Un test casero para detectar la Covid-19.
Frascos con dosis experimentales de la vacuna contra la Covid-19 / OMS Twitter.
El nuevo orden mundial que podría derivar de esta compleja dinámica económica y geopolítica determinará el curso de la historia y el estado de conservación de la humanidad rumbo a una nueva era post-pandemia.
La OMS intenta que los países ricos participen en el fondo mundial de vacunas contra la Covid-19

Incluso en esta época crucial de la historia de la humanidad, la arquitectura financiera y económica global está presente y sostiene con fuerza una crisis biológica, sanitaria y humanitaria que podría colapsar si la logística global no se convierte en una diplomacia enfocada en la preservación de la civilización.

El capitalismo es un paradigma que moviliza voluntades y mecanismos de Gobierno en cualquier parte del mundo y en cualquier contexto o fase del sistema de vida, en este caso, en medio de una crisis multidimensional mundial. 


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Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este pasado jueves que propone incentivos de pago a las naciones ricas para que se unan al fondo mundial de vacunas contra el coronavirus, COVAX, en un intento por frenar el "nacionalismo de la vacuna". 

Esto implica que el ente encargado de gestionar la pandemia podría crear un sistema de transferencias a las potencias que produzcan la vacuna y la distribuyan en conjunto con la plataforma de la OMS. Los fondos de ese sistema provendrían de las contribuciones, donaciones y cuotas de financiamiento respectivas de cada país miembro del organismo adscrito a la ONU.

“El fondo COVAX, lanzado a finales de abril, se creó como una plataforma con el objetivo de asegurar el acceso universal y ecuánime de todos los países a las potenciales vacunas que están siendo desarrolladas para combatir el coronavirus”, señaló la OMS en un comunicado emitido este pasado jueves.

¿Cómo podría distribuirse la vacuna en el mundo?

Por lo tanto, COVAX se posiciona como un mecanismo de distribución bajo parámetros epidemiológicos basados en la proporción de casos de cada país, su porcentaje de recuperados, su tasa de mortalidad por Covid-19 y su grado de vulnerabilidad socioeconómica, generalmente estimado con el índice de pobreza y la tasa de desempleo. Esas naciones que reciban más dosis y mucho antes que los países desarrollados serían las regiones del mundo en donde el sistema de vida es más hostil: Latinoamérica, el sudeste de Asia, África subsahariana y las islas pobres del Caribe y del Pacífico. 

Sin embargo, en un momento en que varias de las principales potencias mundiales (Estados Unidos, Reino Unido, Japón y la Unión Europea) han firmado ya tratados unilaterales con farmaceúticas para asegurar millones de vacunas para sus poblaciones. La OMS hace un llamado a esos países para que se sumen al fondo global. Los grandes actores del sistema internacional ya crearon la logística necesaria para colocar los cargamentos de las vacunas en el mercado, pero no han confirmado su intención de dotar a los países pobres, los que están situados en la periferia del sistema capitalista mundial, de los antivirales necesarios en grandes volúmenes para que puedan frenar la pandemia y evitar colapsos sociales-humanitarios a gran escala en sus poblaciones.

“COVAX tiene como principal objetivo entregar 2.000 millones de dosis entre los países que se han sumado al fondo. Las dosis serían repartidas de manera igualitaria entre los Estados e irían destinadas a aquellas personas con riesgos sanitarios, edad avanzada y a personal médico”, detalló la OMS. 

Esas 2.000 millones de dosis equivalen a unos 60.000 millones de dólares que deberán ser captados por la OMS en fondos compuestos de todos los países miembros para así adquirir el conjunto de unidades entre las distintas vacunas que desarrollan EE UU, Reino Unido y Rusia.

El organismo precisó que, “hasta el momento, 172 países han registrado expresiones de interés, incluidos 92 países de bajos y medianos ingresos que pueden obtener dosis a través de la alianza de vacunas GAVI, que cubre gran parte de su costo y unos 80 países que podrían autofinanciarse han presentado expresiones de interés”.

Entonces, casi la mitad del mundo, compuesta por países subdesarrollados, tendrán la oportunidad de recibir la vacuna de forma subsidiada a través de la Alianza Mundial de Vacunas, cuyos fondos podrían ser enviados desde un presupuesto de emergencia de la ONU.

El papel de los países desarrollados en la transición a la post-pandemia

“Para lograr atraer a los países ricos a participar del fondo global, que tiene como fecha límite de inscripción el 18 de septiembre y de pago el 9 de octubre, la OMS ha rebajado los precios de las dosis (3.1 dólares por unidad) para estas naciones, pero para ello deberán dar garantías firmes para comprar dosis a gran escala con un estándar de 262 millones de dólares por cada 60.000 habitantes”, según un informe de la agencia de salud de Naciones Unidas.

Hasta el 9 de octubre, las grandes potencias tendrán plazo para ejecutar sus compras de los lotes de vacunas, que promediarían unos 6.200 millones de dólares por 2.000 millones de dosis en su conjunto. Al ser adquiridas por los países del G7, las siete naciones más poderosas y ricas del mundo, entonces inmunizarían a sus poblaciones para luego contribuir en la logística comercial y de exportación de los fármacos a los países periféricos de cada potencia en sus regiones de influencia: América Latina, Europa del Sur y toda Asia.

Sin embargo, la negociación se dificulta para la OMS en un momento en que la Unión Europea ha dicho a sus estados miembros que “si bien pueden ayudar a financiar vacunas, no podrán optar a obtener dosis mediante el fondo común del bloque y COVAX al mismo tiempo”. El objetivo de esta medida es evitar que se genere una concentración de vacunas y el mercado presente escasez o desproporciones en la logística sanitaria-diplomática de suministro global.

La Organización Mundial de la Salud ha rechazado durante las últimas semanas lo que considera un creciente "nacionalismo de la vacuna" por considerar que este “retrasará el acceso de los países pobres al antídoto, creará una mayor desigualdad y será contraproducente para combatir la pandemia a escala global”.

Es así cómo el nuevo orden mundial que podría derivar de esta compleja dinámica económica y geopolítica determinará el curso de la historia y el estado de conservación de la humanidad rumbo a una nueva era post-pandemia en la que habrá un mundo menos globalizado, con más nacionalismos económicos y nuevos paradigmas de desarrollo socioeconómico según la cultura de cada nación trastocada por la crisis del coronavirus. @mundiario

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