Obdulio descubre el parkour

Obdulio practicando parkour / A. Segura
Obdulio practicando parkour / A. Segura

Mi amigo del alma hace poco se enteró de que los videitos de muchachones saltando, haciendo piruetas y corriendo de un lado para otro, son parte de una disciplina muy disciplinada.

Obdulio descubre el parkour

Señoras y señores, Obdulio acaba de descubrir el parkour. Si usted no tiene idea de lo que estoy hablando, le informo que se trata de “una actividad física centrada en la capacidad motriz del individuo, desarrollada a partir del método natural”. (Lo tomé de Wikipedia, ¿ok?) El asunto es “trasladarse de un punto a otro en un entorno de la manera más útil y eficiente posible”. (Ta bien, lo volví a tomar de la Wiki, ¿y qué?) En resumen, que es el arte de dar los saltos y piruetas de que hablé, sin despetroncarse.

Pero como quiera que los referidos saltos y piruetas son bastante complicados y los muchachones que los practican, muy arriesgados, ocurre que muchos de los intentos terminan en verdaderos desastres.

Al Obdu siempre le ha gustado experimentar y esto del parkour se presta para ello. Mi amigo me cuenta que comenzó a hacerlo con movimientos sencillos, suaves, pero poco a poco fue incorporando elementos más complejos y peligrosos. Ya casi se le puede considerar un experto, asegura.

En la foto que acompaña este texto se observa al Obdu cuando se encaramaba en la baranda de su apartamento. Su objetivo era caminar sobre el borde metálico, dar unas volteretas en el aire y caer en el balcón de al lado. Todo le fue bien, hasta que, al intentar el último salto, se le enredaron los pies y no cayó donde esperaba, sino sobre el césped, tres pisos más abajo.

Cuatro fracturas y siete contusiones después, Obdulio me confiesa que se va a tomar un tiempito antes de continuar la práctica del parkour.

Estoy seguro que así será. @mundiario

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