Nunca lo entenderemos, Gabriel

Traslado del cadáver de Gabriel. / La Voz de Almería
Traslado del cadáver de Gabriel. / La Voz de Almería

Una vez exista sentencia y condena firme, la persona acusada tendrá que ser estudiada mediante un peritaje en el cual, a través de pruebas psicométricas y entrevistas psicológicas y psiquiátricas, se determine el perfil psicológico de la persona en cuestión

Nunca lo entenderemos, Gabriel

Por más vueltas que le demos a la muerte de Gabriel, no encontraremos un argumento que sustente una barbaridad de tal calibre. El ser humano no comprende tal aberración, ya que atenta contra natura. Pero nuestra mente funciona de la siguiente forma, cuando observamos una noticia como un suceso: inmediatamente tiende a intentar comprender y razonar  lo sucedido.

Así por ejemplo, en una noticia que hable sobre un asesinato derivado de una reyerta, nuestra mente lo condena, sin embargo comienza una batalla mental dentro de nuestro cerebro para intentar descifrar un argumento que nos dé la posibilidad de una lógica que razone lo acontecido.

Cuando se trata de crímenes contra menores intentamos de la misma forma razonar para intentar buscar un argumento que genere una motivación al crimen, sin embargo en estos casos esta cruzada mental no funciona, y es cuando nos bloqueamos y consternamos hasta el punto de llegar a interiorizar un "microduelo" por empatía con la familia.

Cuando hablamos de menores, es tanta la fragilidad e indefensión de los mismos, que nuestro corazón se encoge al no poder hacer nada por protegerlos

Es por este motivo por el cual todos lloramos a Gabriel y no dejamos de pensar en él, en su familia, ponernos en el lugar de sus padres. Porque cuando hablamos de menores, es tanta la fragilidad e indefensión de los mismos, que nuestro corazón se encoge al no poder hacer nada por protegerlos. Además nuestra mente tiende al temor de que nos pueda ocurrir, producto de la empatía.

Una vez exista sentencia y condena firme, la persona acusada tendrá que ser estudiada mediante un peritaje en el cual, a través de pruebas psicométricas y entrevistas psicológicas y psiquiátricas, se determine el perfil psicológico de la persona en cuestión. Asimismo, también entra en juego la imputabilidad de la persona en función de sufrir o no ciertos tipos de trastornos psiquiátricos.

En la mayoría de los casos, el autor del crimen es una persona imputable, consciente y en plenas facultades para responder ante la justicia por el crimen acometido. Además otro dato es que, la mayoría de los crímenes vienen de parte de personas del entorno de la víctima. No olvidemos además que, en materia de violencia de género, el 2017 fue el año que más muertes de menores se registró, derivado del chantaje emocional con el que usan a los/as hijos/as en su forma más severa.

Los prejuicios y roles que aprendemos nos llevan a pensar en una imagen de los asesinos tipo película de terror, y lo cierto es que no es así, sino que son personas totalmente normales ante los ojos de la sociedad

Los prejuicios y roles que aprendemos a lo largo de nuestras vidas nos llevan a pensar en una imagen de los asesinos tipo película de terror, y lo cierto es que no es así, sino que son personas totalmente normales ante los ojos de la sociedad, en la gran mayoría de los casos.

Recordemos por qué Miriam, Toñi y Desirée (las niñas de Alcásser) se subieron en el coche con Anglés y Ricard. Traslademos esta reflexión también a los crímenes machistas, y veremos cómo son perpetrados por hombres totalmente normales y que pasarían desapercibidos.

Recordemos también cómo hace años con Rocío Vanninkhof buscábamos una lógica o razón en los motivos del crimen, donde finalmente culparon a Dolores Vázquez (pareja sentimental de la madre de la víctima) que sufrió un juicio mediático insoportable que finalizó tras el hallazgo del cuerpo de una nueva víctima, Sonia Carabantes, que destaparía la cruda realidad, el ADN del verdadero culpable, Tony King. 

Solo hay dos cosas que diferencian a un psicópata de una persona normal: la falta de empatía (ponerse en el lugar de los demás) y el sentimiento de culpabilidad

Recordemos que sólo hay dos cosas que realmente diferencian a un psicópata de una persona normal: la falta de empatía –ponerse en el lugar de los demás– y el sentimiento de culpabilidad.

Ahora sólo nos queda desear que la justicia aplome con todo su peso sobre la persona que se declare culpable de la muerte del niño Gabriel Cruz, pero sobre todo que la conciencia no cese en su machaque diario para que nunca olvide el tremendo daño que hizo.

Aún con todo, tampoco podemos olvidar que España es uno de los países del mundo con menor tasa de muertes violentas. @mundiario

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