Los nuevos capellanes del siglo XXI imparten catecismo moralista

Pantallas.
Pantallas.

La casta política y sus órbitas mediáticas se han erigido en los nuevos capellanes del siglo XXI que imparten catecismo a diario. No hay nada como la moral inmoral.

 

Los nuevos capellanes del siglo XXI imparten catecismo moralista

Los nuevos capellanes del siglo XXI son los políticos y sus órbitas mediáticas regadas de subvenciones que han usurpado el nuevo rol e imparten con vehemencia catecismo moralista urbi et orbi. Ahora que hemos moralizado la nueva normalidad y la vida completa, igual toca a progresistas y conservadores abrir el debate de otras “preocupaciones” sociales de la humanidad, como: la pena de muerte, el trío, el matrimonio con plazo fijo, la zoofilia o los nichos multiétnicos por poner solo unos ejemplos, mientras nos olvidamos de lo que de verdad asola al país. Que no son tantas discusiones peregrinas, el empoderamiento feminista o el lenguaje inclusivo en los más nefastos tiempos de crisis, sino los millones de parados, tantísmimos miles de muertos por la covid, el futuro del país, la reconversión completa de la economía hacia la era ecodigital y salir del mayor pozo institucional en toda nuestra historia.

No hay día que pase que cualquier pasaje insignificante sea magnificado o vilipendiado por la casta política y convertido en moneda de gresca moralista. Un día son las Infantas, otros muchos el emérito, las vacunas, las concentraciones, las manifestaciones pacíficas pero violentas, las estatuas, los Budas gigantes en la vía pública, el lenguaje inclusivo que llega hasta los repartidores de Amazon o  las provocaciones en formato de tuit. La religión era el opio del pueblo según Carlos Marx. Pero la moral audiovisualizada en los inicios de la  era eco digital  ha reemplazado el credo del siglo pasado. Hay políticos y políticas así como tertulianos y tertulianas que solo abren la boca para rezumar el nuevo catecismo en forma de doctrina ética sin fundamento intelectual alguno, aún cuando a menudo, caen en contradicciones y hasta en claros embustes programáticos.

Tienen el fuelle tan flojo que hasta inventan fake news para justificar la doctrina con el fin de imponer su moraleja moralista en la bancada contraria. Un credo que reprocha a sus opositores, pero cuando les afectan o caen en su propia trampa dialéctica miran para otra parte porque las circunstancias parecen haber cambiado en tan solo unas horas.  
 

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Así son los modernos telepredicadores, ventrílocuos ideológicos, que ya sea desde una pantalla de TV, del móvil o del estrado lanzan sus esputos de ética liofilizada y moral inmoral, justificando lo injustificable con fecha de caducidad segura. Nos va a costar aceptar esta nueva normalidad moralista. Están tan obsesionados con un titular en la órbita amiga, el trend topic o participar en una de tantas tertulias que ya terminan por sofocar a cierta audiencia. Hay quienes se escudan en la libertad de expresión y opinión, pero no hay consuelo que valga para tanto derroche moralista. Otra nueva moral o Weltethos tiene que aflorar, como diría el famoso teólogo alemán proscrito por la Iglesia católica, Hans Küng.

Hasta entonces, condenamos a unos supuestos defraudadores fiscales de renombre pero le hacemos la ola a nuestros ídolos del deporte por los mismos delitos. Repudiamos desde la carta de ajuste de algunos medios los abusos por la falta de viviendas pero por otro lado hay quienes justifican los okupas y la falta de legislación al respecto. Exaltamos el feminismo por prohibir  las manifestaciones del 8M pero olvidamos los cerca de 100.000 muertos por la covid. Escenificamos la destrucción del armamento de ETA -años después  de haber sido derrotada por otros gobiernos- justo los días que se publican las cifras récord de paro. Nunca antes en Europa tan elevado número de parados había traído estabilidad. A los 4 millones de parados inscritos en España se han de sumar la larga cifra de  desempleados  en cursos de formación, los autónomos por cese de actividad, los ERTES etc que podrían engrosar hasta los 6 millones de trabajadores sin empleo. Recordemos que los cinco millones de parados en tiempos de la República de Weimer permitió el ascenso de los populistas al Reichstag, con todas las consecuencias que ya conocemos en Europa.

Pero la preocupación de los sindicatos en España es cambiar de siglas, como UGT que pasará a denominarse UGTT (la T por trabajadores y trabajadoras). Imaginen si cunde el ejemplo en las filas del resto de las organizaciones. Twitter tendrá que volver a ampliar sus caracteres para dar acogida a tanto acrónimo. Por cierto ¿cuántas dirigentes sindicales con puestos de máxima responsabilidad tenemos, tanto que se llenan la boca de igualdad? 

Mas lo reprochable son las actuaciones de las Infantas por dos vacunas en Abu Dabi mientras hacemos  la vista gorda desde los poderes públicos a la desaparición de 28.000 vacunas por parte de las autoridades sanitarias. Y aquí nadie mueve el dedo. A los muertos los tenemos que enterrar en solitario y en silencio, a los mayores cautivamos en las residencias sin poder visitar, mientras nos permiten acudir y hacer ruido en los mítines y en algunos conciertos musicales en defensa de un supuesto respiro hipócrita. ¿A alguien de verdad parece importar la encuesta de salud mental en España? 

Las andanzas del ex comisario Villarejo tampoco pasan desapercibidos por el rodillo ético-moralista y por aquellas fuerzas que creen estar a salvo de sus caros favores, tapando así otros escándalos por acción u omisión. En otro piso, partidos minoritarios y nacionalistas que tan pronto votan a favor de un gobierno como cambian su sentido si no hay lucro por medio. Lo malo, es que algunos de ellos han estado decidiendo el sentido de la democracia y sin embargo consentimos sus volantazos. ¿Tiene explicación alguna que el ex presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol y la saga de sus hijos, a fecha de hoy sigan donde están a pesar de los escandalosos trapicheos del 3%, comisiones, tráfico de influencias, herencias sin declarar a  la hacienda pública y un presunto patrimonio mil millonario? Bárcenas, el emérito y los millones de los ERES de Andalucía parecen a su lado “peanuts”  (bisutería como se diría coloquialmente). 

La nueva moral lo decide todo. Los ideólogos de la curia política así lo disponen. Unas veces guardando silencio, otras con exabruptos, y por supuesto resaltando  el don de la oportunidad para ocultar tanto postureo. Los silencios cómplices de aquellos otros interesadamente ante situaciones aberrantes, pero que en otra Democracia vecina habría hecho saltar los plomos. Tanta normalidad nos va alterar la genética de los cánones de la ética y los valores morales occidentales mutando a algo subsahariano. En Europa no a tanta velocidad como en España porque por suerte están vacunados desde tiempos de Lutero. Con este epitafio, sobran los comentarios: “Las cloacas no generan mierda sino las limpian”. @mundiario

 

 

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