La nueva reforma educativa se estrena con un obsceno gasto en libros de texto

Fracaso Escolar/ José Alfonso
Fracaso Escolar/ José Alfonso

Como las anteriores leyes educativas, la LOMCE obliga a un gasto ingente en gastos de libros de texto que las familias no son capaces de afrontar.

La nueva reforma educativa se estrena con un obsceno gasto en libros de texto

Da igual que sea LOMCE, LOE o LOGSE. La nueva ley educativa se traduce en más de trescientos euros por niño en cualquier etapa escolar. Salvo excepciones, la mayor parte de centros públicos y privados sigue aferrada al uso de los libros que los mismos filósofos y pedagogos televisivos patrocinan, escriben y promocionan. A veces, a los libros de texto hay que sumar el precio de una tablet y de otros dispositivos informáticos.

En este curso, la Religión volverá a estar en el punto de mira así como el sueldo de los profesores y otras tantas memeces que no tienen nada que ver con la verdadera razón del fracaso educativo. Volverán las tesis constructivistas y habermasianas de trabajo cooperativo en el aula, de trabajo por proyectos, de educación desde las emociones y otras lindezas pseudocientíficas, pero muchas familias están condenadas en septiembre y octubre a pasarlas canutas con libros ingentes, llenos de mapas conceptuales, párrafos infumables y contenidos puramente memorísticos.

¿Dónde está la verdadera razón del fracaso educativo? He escrito mucho sobre el asunto y el problema radica cuando el fracaso se convierte en negocio, y es lo que ha pasado ya en este país. El fracaso educativo es un producto en alza. Gestoras educativas, academias, clases extraescolares, libros de texto, libros de lectura, cuadernillos, talleres sobre emociones, coaching y un largo etcétera contribuyen a no coger el toro por los cuernos.

Orden y disciplina es lo que básicamente necesita el sistema, y menos asignaturas, y una inspección que vigile la segregación entre concertados y públicos, y menos deberes, y aprendizajes prácticos en Lengua y Matemáticas desde Primaria hasta la Secundaria Obligatoria. No hay más. Podemos autoengañarnos y creer que un pacto educativo pondrá remedio a este desaguisado. Mienten.

El pacto se convertirá en más gasto para las familias. Ningún político de izquierdas o de derechas se atreve a decir las cosas que digo yo. Yo no tengo votantes y tengan claro que, sin silencio en un aula y sin la ayuda de los padres en la educación de los hijos, no se puede enseñar ni aprender. Con doce asignaturas por curso, tampoco. Vayan ahorrando para lo que va a venir una vez que tengamos Gobierno.

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