Nuestros mayores vuelven a poblar las terrazas de los bares
La buena marcha de los servicios sanitarios y las vacunaciones masivas a los mayores, han hecho que las terrazas comiencen a cambiar de público incorporando a la población de abuelos.
Nos inunda de alegría ver a rebosar las terrazas de nuestro país con nuestros mayores. Los bares y restaurantes van resurgiendo poco a poco, y cada vez es más habitual ver a los abuelitos frecuentar sus establecimientos, preferentemente las terrazas (y con mascarillas, suelen ser muy respetuosos con su uso).
La buena marcha de los servicios sanitarios, que todo hay que decirlo, y las vacunaciones masivas a los mayores, han hecho que las terrazas comiencen a renovar de público incorporando a la población de mayores, bien sea en reuniones entre ellos, o bien acompañando a sus hijos y/o nietos.
Para esto, hemos tenido que esperar más de un año. La hostelería los necesita (es una parte importante de su clientela fija) y ellos precisaban ya de estas salidas y reuniones que tan necesarias para su salud física y mental. Anhelaban volver a salir y socializar.
La Covid-19 vino a recordar la fragilidad en la que están inmersos quienes lucharon y resistieron ante todo o casi todo en nuestro país: muchos nacieron y crecieron durante la guerra civil y la postguerra, vivieron y trabajaron durante la transición, envejecieron viendo y ayudando a sus hijos en la crisis. Y es que muchos adultos mayores después de haberse pasado toda una vida luchando, aportando, produciendo, solucionando problemas, …. Han experimentado con la llegada de la pandemia, una soledad y desamparo, como nunca lo habían vivido. Han sido y son el eslabón más frágil y más amenazados por éste virus. Se les ha aislado en los geriátricos o en sus casas, han perdido a seres queridos de su generación y han pasado y pasan mucho miedo ( a veces hasta terror).
Llevan más de un año resguardados de este cochino virus que ha mermado la población anciana en nuestro país, y ha creado una psicosis de enfermedad y muerte con la que han tenido que convivir en esta pandemia.
Los ancianos se sienten y presienten que son los últimos años y disfrute de su vida y que han perdido (literalmente) un año de sus vidas, un lujo que el Covid les ha arrancado.
No han podido salir, hablar y relacionarse (sin móviles de por medio), abrazar y besar a los suyos, ir de tiendas, a la peluquería…o simplemente no gozar del pequeño placer de tomar un café , unos churros, o cerveza en una terracita al sol.
Gracias a Dios, han llegando las ansiadas vacunas, y Pfizer (San Pfizer) es hoy su pasaporte a volver a una casi normalidad que ya creían perdida u olvidada.
Por eso, quería con este artículo dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que de nuevo los mayores estén en las calles, parques y jardines, amén de los lugares de ocio, vacunados y felices de volver a su nueva normalidad y a sus pequeños lujos, como sentarse en un bar o restaurante y charlar con los suyos.
Es una felicidad verlos sentados en la terraza de cualquier local de hostelería, gracias a nuestros servicios de Salud, a los sanitarios y por supuesto a los creadores e investigadores de todas las vacunas anti Covid.