Nuestra actitud frente a la homofobia es la clave para combatirla

Bandera multicolor. / Stavrialena Gontzou. / Unsplash
Bandera multicolor. / Stavrialena Gontzou. / Unsplash

La homosexualidad no es una conducta aprendida, pero la homofobia sí lo es, y se adquiere principalmente en el hogar.

Nuestra actitud frente a la homofobia es la clave para combatirla

Estamos en 2019 y, por increíble que parezca, a estas alturas todavía encontramos gente que odia a los miembros de la comunidad LGBT (lesbianas-gays-bisexuales y transgéneros). Y cuando hablo de odio, me refiero a situaciones que tienen que ver con discriminación, insultos o burlas, agresiones físicas y sexuales e incluso homicidios de personas, solo por tener una orientación sexual distinta a la heterosexual. Hay países donde la homosexualidad sigue siendo un delito que se paga con cárcel, azotes o incluso con la pena de muerte. ¡En pleno 2019, insisto!

También es cierto que el movimiento LGBT ha avanzado mucho en las últimas décadas, tanto que, para mayo de 2019, el matrimonio homosexual o las uniones civiles se reconocen en 27 países en el mundo, y que muchos gobiernos han creado leyes específicas en las que se prohíbe expresamente la discriminación por orientación sexual. Pero todavía nos falta mucho camino que recorrer, sobre todo cuando hablamos de nuestra actitud frente a este tema.

Analiza tu propia actitud: a veces una se considera respetuosa y tolerante, pero ve a una pareja homosexual besándose en la calle y piensa: “que hagan lo que quieran, pero en privado”. Te pregunto, ¿pensarías lo mismo si fuera una pareja heterosexual la que se estuviera besando? Entonces, no se trata solo de “tolerar” la diversidad y la homosexualidad, sino de aceptarla con total normalidad y naturalidad, y parte de eso es ver a parejas del mismo sexo demostrándose afecto en público.

Alza la voz por ellos y apóyalos: si eres heterosexual, puedes estar pensando que esa lucha no tiene nada que ver contigo y que solo le pertenece a una pequeña minoría de la sociedad, pero te invito verlo de otra forma. Del mismo modo que no hay que ser mujer para luchar por los derechos de las mujeres, no hay que ser LGBT para luchar por los derechos de esta comunidad. Los derechos son inherentes al ser humano, simplemente por ser humano. Entonces, si quieres asistir a las marchas del Orgullo Gay que se hacen cada junio, hazlo y apóyalos.

Habla del tema con tus hijos: la homosexualidad no es una conducta aprendida, pero la homofobia sí lo es, y se adquiere principalmente en el hogar. Tus hijos muy probablemente adoptarán una posición similar a la tuya, por lo que es bueno explicarles desde pequeños que los LGBT merecen el mismo respeto y consideración que cualquier otra persona. Anímalos a defender a cualquier compañero que esté siendo víctima de agresión por ser diferente, sea cual sea la diferencia, y pídeles que te avise para que puedas informar el caso a las personas responsables.

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