No nazcas niña en el siglo veintiuno
No debo expresarme, ni tendría por qué tener derecho a decir lo que pienso en este artículo. Mi opinión no vale nada...
Soy mujer, por lo tanto soy un gusano. No he nacido con pene, sino con vagina y pechos, lo cual me convierte en un ser inferior. No debo expresarme, ni tendría por qué tener derecho a decir lo que pienso en este artículo. Mi opinión no vale nada. Es una voz inaudible entre el maremágnum del sexo fuerte. De hecho, pertenezco al sexo débil (busquen en la RAE y verán que sus miembros lo definen como "conjunto de mujeres").
Mi función en la vida es callar, parir y servir a mi hombre. Debo esperar en casa con las labores realizadas y la despensa abastecida. Soy mujer y no lo valgo.
Si quiero incorporarme al mercado laboral, tendré que cobrar menos y aceptar las condiciones que se me impongan. No debo aspirar a ser algo. No puedo ser deportista, política o doctora. Nada de pensar en ocupar un alto cargo porque cualquier macho alfa es más válido que yo. Si quiero trabajar, he de aceptar un sueldo inferior. Soy mujer, por lo tanto no soy inteligente, mis neuronas están atolondradas y nunca podrían llegar a la altura de las de un varón.
El eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke.
Soy incapaz de iniciar un debate, de tomar decisiones resolutivas, de solucionar un problema que vaya más allá de cómo limpiar adecuadamente el horno. Soy mujer y soy tonta. Un cero a la izquierda en esto que llaman humanidad.
No nazcas niña en el siglo veintiuno porque habrá señores como, por ejemplo, el eurodiputado polaco Januzz Korwin-Mikke que pensará de ti todas estas cosas. A no ser que te carcajees de sus necedades y luches por tu vida. Como tantas guerreras hicieron antes.
