Las mujeres siguen sin ocupar una posición de igualdad en la sociedad actual

Las mujeres llevan siglos luchando por la igualdad.
Las mujeres llevan siglos luchando por la igualdad.

Desde que Simone de Beauvoir falleciera el 14 de abril de 1986, todavía no se ha conseguido la igualdad en las sociedades contemporáneas entre sexos.

Las mujeres siguen sin ocupar una posición de igualdad en la sociedad actual

El 14 de abril es una fecha en la que se solapan los homenajes. Parece ser abril un mes especialmente propenso a los cumpleaños, a las canciones, y a las fechas que significan algo para variopiopintas memorias. Así, en España, se suceden las manifestaciones que recuerdan aquel catorce de abril de 1931 en que se proclamó la II República. Por su parte, Google, en su afán divulgativo, celebra el nacimiento en el año 1126 del filósofo Averroes.

Y el 14 de abril también se presta para que las mujeres, y los hombres cabales recuerden a Simone de Beauvoir, que falleció hace veintiocho años, y que sin duda fue una de las mujeres que marcaron el feminismo moderno.

El feminismo como movimiento social

El feminismo nace como un movimiento social en una época convulsa: los derechos escaseaban y los ricos por nacimiento, no por méritos, gobernaban unas ciudades que sufrían insoportablemente el hambre, las enfermedades, y la injusticia. Frente a esta situación, los padres del Estado democrático se rebelaron y protagonizaron, sobre todo en Francia, en los Estados Unidos y en Inglaterra, unas revoluciones que cambiarían para siempre el curso de la historia. Así, aunque todavía no extendido a la universalidad de la población, se fijó el sufragio como garantía, y la separación de poderes para intentar hacer de los abusos del monarca una reminiscencia histórica. Las mujeres habían participado en las revoluciones, habían sido las primeras agitadoras en numerosas ocasiones y pretendían que la igualdad, fraternidad y libertad fuesen efectivas para todos.  Este nuevo mundo podría suponer un cambio en la visión de la mujer, un paso hacia la igualdad de trato, ya no solo sin discriminación de clases, sino de sexo. Pero no fue así. Había sufragio, sí, pero no para ellas. Había posibilidad de mejora laboral, pero las señoras no tendrían oportunidades. Había un Estado Moderno, pero la esposa no podría realizar gestiones sin el permiso de su marido. La exclusión tras la Revolución de 1789 fue, si cabe, aún más dolorosa; porque se les negaba algo que, en teoría, había triunfado: la igualdad. La Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano movió a muchas mujeres a reivindicar sus derechos. En 1791, se publicó la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, de la escritora Olympe de Gouges, que fue guillotinada dos años más tarde, sentenciada por el tribunal revolucionario.  En 1792, publicó Mary Wollstonecraft Vindicación de los derechos de la mujer, en la que defendía una defensa de la educación que no formara a las mujeres en su debilidad. Este primer feminismo, tachado de burgués por olvidarse de los derechos sociales y laborales de las trabajadoras, probablemente sentó los cimientos del que vendría después. John Stuart Mill denunciaba en el S. XIX a los progresistas que seguían alimentando el yugo femenino. Y al otro lado del Océano, se celebraba en 1848 en Seneca Falls, Nueva York, la primera Convención sobre los Derechos de la Mujer. Las mujeres se unieron a la causa de la abolición de la esclavitud, pero cuando ésta se abolió, y los hombres de raza negra consiguieron el voto, las mujeres siguieron privadas del sufragio. Hasta que en 1869, el Estado de Wisconsin reconoció por primera vez el voto femenino.

Con las Guerras Mundiales, estos reclamos femeninos se vieron relegados a un segundo plano, atendiendo a otros frentes a los que combatir. Sin embargo, con la calma, volvieron los sueños coherentes, los gritos a favor de la igualdad, las denuncias de la injusticia. ¿Quién le había dado al hombre el poder de excluir a la mujer? El Women´s Lib surge en los años 60 como movimiento de rebelión ante la opresión establecida.

Y después de Simone de Beauvoir, el siglo XXI

Simone de Beauvoir fue una de esas mujeres que pasarán a la historia por su obra y por su lucha histórica con argumentos permanentes. “El segundo sexo” reivindicó la igualdad de las mujeres, la necesidad de romper el círculo vicioso que excluía a la mujer de la vida social y laboral externa al hogar, y la lucha por la emancipación. De Beauvoir fue una de esas mujeres fuertes, admirables, que encuentran hombres fascinantes, como Jean Paul Sartre, con los que compartir su polémica forma de relación de pareja, pero que, indudablemente, llenarían páginas de historia de material más imperecedero que el papel couché.

 Veintiocho años después de la muerte de Simone de Beauvoir, ¿se ha acabado la lucha? En el ámbito político, aún es noticia cuando hay una presidenta del gobierno, aunque de hierro sean las pocas que ostenten el trono. En el ámbito laboral, el desempleo castiga sin piedad al sector femenino. Las que consiguen un empleo, en pocas ocasiones pueden atravesar el techo de cristal de los salarios de los directivos. Según la Comisión Europea, la tasa de empleo femenino en España se sitúa en el 53%, frente al 64% del masculino, y la diferencia salarial es del 18%. Y en el ámbito social, todavía hay quien se cree dueño de su mujer, y desgraciadamente, siguen los abusos y las víctimas de la violencia de su pareja. Desde el uno de enero de 2003 al 31 de enero de 2014, fallecieron en España 719 víctimas de la "violencia de género".

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