Las mujeres en Marruecos recurren cada vez más al divorcio, según un estudio

Un total de 56.198 casos de divorcio se registraron en el año 2011. De 64.729 solicitudes judiciales, el mismo ano, 38.435 se registraron por las esposas. Muchas de ellas pedían el divorcio por falta de entendimiento, por violencia, por falta de comunicación o por insatisfacción sexual.

Tras cinco años de matrimonio violento, Siham F, de 35 anos, solicita el divorcio. Convencida, lo obtiene, el nuevo código de la familia le concede este derecho igual que al marido, vía proceso de divorcio por discordia (Talaq chiqaq). No reclama ni el don de la consolación, una especie de indemnización compensativa (llamada mout”a) ni pensión alimenticia que cubre el periodo de viudez (idda), dos derechos acordados en el código de la familia a la mujer en caso del divorcio. “No los necesitaba, yo trabajo y gano mi vida confortablemente, no necesito el dinero de mi ex marido para vivir mejor. Soy una mujer independiente, además, de toda tutela. Los hombres, sean cultivados o acomodados económicamente quedan conservadores en su mente, prefiero quedar sola que estar con un marido dominador”, declaraba tajantemente Siham.

¿De qué se queja entonces? "De muchas cosas", afirmaba. Sobre todo, de esa propensión que tenía su marido de quitarle una buena parte de su salario, de esa manera que le interrogaba, como si fuese una menor, cada vez que entraba un poquito tarde a casa. "No soportaba más sus interrogatorios, y sus insinuaciones, o confiamos en el cónyugue o no. Así es mejor separarse”, afirmaba. Una decisión madura y bien pensada, “dictada para tener una vida libre y sin conflictos materiales”, anadia. Siham opta entonces por el divorcio amistoso, por discordia permitida en el nuevo código de la familia (en vigor desde el 2004), aceptado por las dos partes, sin la violencia de los cuales están acostumbrados los tribunales. Siham con su experiencia de mujer divorciada empieza su andadura en una sociedad que queda culturalmente refractaria a esta independencia asumida y deseada por la mujer.

Este caso ya no es raro. Sanaa D., 28 anos, empleada en una empresa de seguros en Rabat, ha vivido la misma experiencia. Pidió el divorcio tras tres años de matrimonio con un ejecutivo ejerciendo en la misma sociedad que ella. Salvo que esta experiencia se ha vivido con dolor, a causa de su hijo de dos anos, tal vez la verdadera víctima de esta separación a causa de un marido que rechazaba el divorcio. Acudió para obtenerlo al proceso del divorcio por compensación (khol”a), dicho de otro modo, comprando la separación, renunciando a su don que no cobró (20000 DH) en el momento de concluir el acta matrimonial. Cedió además a su marido todo lo adquirido en bienes durante el periodo matrimonial. El marido termina por aceptar. “No quería nada mas de él, abusaba del alcohol y me pegaba, lo peor: no me sentía bien sexualmente, es un egoísta". Tras la obtención del divorcio, se ha mudado con su hijo para vivir con su hermana, esperando días mejores.

Las mujeres reivindican cada vez más su parte del placer sexual

Cambian las costumbres y desaparecen las apariencias. Muchas mujeres, de todas las categorías sociales, dan el primer paso: piden la separación, por una razón o por otra. Esta causa, claramente afirmada delante del juez, puede ser incluso una insatisfacción sexual, lo que era impensable hace unos años. Las mujeres reivindican cada vez más su parte del placer sexual. “La mujer ya no es un objeto sexual como desean que sea. La insatisfacción sexual es fuente de muchos conflictos y motivo de muchas separaciones”, confirma Abdelhak Aboubakr, sexólogo y psicoterapeuta.

Problema de sexo, de dinero, de comunicación, de violencia psíquica y verbal, muchas mujeres no lo suportan más. Pero hay también un mal que desestabiliza el matrimonio: falta de gestión familiar en la vida de una pareja. Esta ultima “no existe en Marruecos”, indica Jamal Khalil, sociólogo. A menudo, añade, “hay hijos, los hermanos y hermanas, los suegros que son presentes en la vida de la pareja. Frecuentemente nos casamos por cuestiones de familia, de intereses, de proximidad en el barrio, en el trabajo… en cambio, no tenemos siempre la misma concepción del matrimonio, es durante la experimentación cuando nos encontramos enfrente a los conflictos”, Y cada vez más las mujeres no suportan mas de continuar así, algunas de ellas llegan a solicitar el divorcio. La estadísticas del ministerio de la justicia y de las libertades están para aprobarlo.

En 2011 se han contabilizado 56.198 casos de divorcio en comparación con 56.016 en 2010, y 55.255 en 2009. Por los casos de divorcios jurisdiccionales, que sean por discordia u otras razones, los tribunales registraron 64.729 demandas, 38.435 eran presentadas por mujeres, frente a 36.490 de un total de 60.566 en el año 2010.

¿Estas cifras reflejan realmente la verdadera realidad? ¿Podamos deducir que están elevadas? En todo caso, los tribunales trataron en 2011 un total de 95.183 casos de divorcios, de los que no todos se han juzgado.

Para Khadija Rouggany, abogada en Casablanca, especialista de asuntos familiares, será difícil de juzgar si este número concedido por el ministerio de la justicia es elevado o no. "Podemos juzgarlo solo a base de un estudio científico y comparativo con el número de la población total y en comparación con otros países vecinos".

“En comparación con otros países árabes, del Golfo árabe notablemente, Marruecos no sale mal. Con el nuevo Código de la Familia, aunque acuerda el derecho a la mujer de solicitar el divorcio igual que el hombre, no constatamos un abuso. Es como la libertad de expresión, cuando la tenemos, tampoco podemos abusar, hay límites. Entonces no podemos decir, de antemano, si este número es elevado o no lo es”.

Cada vez más las parejas se escapan de sus responsabilidades

¿Por qué razón se divorcian actualmente? O mejor dicho, ¿por qué las mujeres recurren cada vez más al divorcio? La misma abogada estima que la causa fundamental es de orden cultural. "En nuestra sociedad, el concepto de dominación del hombre está todavía vivo. La mujer deberá satisfacer la familia del marido, lo que se convierte con el tiempo en un problema. No estamos en la misma sociedad tradicional donde teníamos tiempo de recibir y de satisfacer la familia. Esto quiere decir que el hombre que buscaba la mujer autónoma y que trabaja no la quiere nunca como tal en la práctica".

La segunda causa, añade, es la relacionada al orden socio-económico. "A causa del paro y sus ingresos inestables, el esposo se escapa de sus responsabilidades. Se casa y a los pocos años se encuentra incapaz de satisfacer las necesidades de la mujer y de sus hijos, de ello surgen los divorcios por falta de mantener la familia. Los tribunales registran, en efecto, todos los días, casos de maridos que dejan de entretener la familia, la educación de sus hijos, la pensión alimenticia, o por impagos de alquiler, escapándose sin dejar señal de vida". Algunos eligen el divorcio para encontrarse con su libertad y asumir su vida como quieren. "Una mujer divorciada está siempre condenada por la sociedad, está acusada como responsable de lo que le ocurra", concluye.