Dos mujeres diplomáticas dirigen las negociaciones en el deshielo cubano

Marcha en La Habana para celebrar los resultados del acuerdo de Cuba con Estados Unidos. / Granma
Marcha en La Habana para celebrar los resultados del acuerdo de Cuba con Estados Unidos. / Granma

No es baladí que las trascendentales negociaciones diplomáticas entre EE UU y Cuba estén bajo el mando de dos altas funcionarias de carrera de ambos países. El gesto revela que los tiempos cambian.

Dos mujeres diplomáticas dirigen las negociaciones en el deshielo cubano

No es baladí que las trascendentales negociaciones diplomáticas entre EE UU y Cuba estén bajo el mando de dos altas funcionarias de carrera de ambos países. Es un gesto que revela que los tiempos cambian.

Dos mujeres encaran uno de los desafíos diplomáticos más importantes de nuestra historia, las negociaciones para el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, rotas hace ya medio siglo.

Un diplomático cubano comentó nada más conocerse la noticia de la designación de ambas funcionarias que el hecho de que fueran dos mujeres facilitaría el entendimiento. Es posible, aunque lo cierto es que la primera reunión sólo ha servido para constatar las importantes diferencias, aunque sin echar por tierra la firme decisión de ambas de avanzar en próximos encuentros.

La americana Roberta Jacobson y la cubana Josefina Vidal cargan con la responsabilidad de llevar adelante unas negociaciones de cuyo éxito dependen en gran medida tanto el futuro de los demócratas cómo una posible salida airosa al régimen de los Castro. Se trata de dos discretas pero poderosas  funcionarias de carrera que conocen cada una de manera ejemplar el terreno de la contraria.

Josefina Vidal, directora general del departamento dedicado a EE UU del Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla, formada en Moscú, ha residido en USA y tuvo que abandonar el país cuando su marido, también diplomático, fue declarado persona non grata por el Gobierno de Washington.

Jacobson es la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Hemisféricos y mano derecha en temas de América Latina del jefe de la diplomacia norteamericana, John Kerry. Su trayectoria sin embargo no ha sido un camino de rosas. Algunos diplomáticos de carrera han visto su ascenso con recelos y tanto la ex  secretaria de estado, Madeleine Albright como la propia Hillary Clinton han salido a defenderla.

Queda patente que las mujeres que llegan a ocupar cargos de máxima responsabilidad se topan con dos tareas: la de demostrar constantemente su valía y la de mantener las puertas abiertas para que entren las que vienen detrás.

Está claro que en este caso la elección no tiene nada que ver con cuotas. Se trata de seleccionar a las mejores, a las de mayor experiencia y calificación para la tarea, pero lo cierto es que no es baladí que ambas hayan sido las elegidas por sus gobiernos para dirigir lo que ya se conoce como el "deshielo cubano", tal vez el último resquicio de la  guerra fría. Es  un signo de que los tiempos están cambiando.

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