Los momentos más complicados del opositor

Persona estudiando oposiciones.
Persona estudiando oposiciones.

Es muy difícil controlar nuestros miedos, las inseguridades y el cansancio físico y psicológico que conlleva el proceso opositor, opina esta autora.

Los momentos más complicados del opositor

Durante el proceso opositor nos enfrentamos a una rutina que nos puede llevar a desesperarnos, ya sea por el cansancio de hacer durante tanto tiempo lo mismo, ya por la desesperación de no ver la proximidad del final que buscamos; en definitiva por un cúmulo de situaciones. Pensamos en que llegue la fecha de los exámenes, en que tengamos la suerte de superar uno a uno los obstáculos que suponen cada prueba que debemos pasar para alcanzar nuestra meta. Y así pasan los días de nuestra vida opositora, entre hojas, agobios y esfuerzos para alcanzar nuestro objetivo.

Es complicado estudiar una oposición sin caer en esta rutina que describo, y que todos aquellos que hemos pasado por ello conocemos a la perfección. No por ello debemos dejar que esta repetición marque todos nuestros días. Y no me refiero simplemente a tomar un día de descanso como es habitual hacer, sino a hacer algo diferente de vez en cuando, algo que nos devuelva las energías que necesitamos para continuar con el estudio. Siempre es bueno tener alguna motivación para enfrentarnos con más ganas a nuestra tarea diaria. Así, por ejemplo, podemos marcarnos objetivos que debemos alcanzar antes de realizar aquello que nos gusta y nos alegra; de esta forma tendremos mayor motivación al pensar que pronto podremos disfrutar de eso que anhelamos.

Si bien es muy bueno tomar descansos y hacer algo diferente mientras pasamos los meses estudiando, en la recta final, en las semanas previas a los exámenes debemos juntar todos nuestras fuerzas para poder llevar lo mejor posible la materia. Y justo por ello, es bueno saber equilibrar la presión a la que nos enfrentamos en cada época y poder organizarnos para no llegar a esa última fase sin energía y agotados. Esto no quiere decir que nos debamos relajar hasta llegar a esas fechas próximas, sino que debemos utilizar el tiempo a nuestro favor y dejar que nuestro cerebro pueda dar el máximo de si en esas últimas semanas. Aunque también hay que decir que en estas circunstancias de presión nuestra memoria funciona a su máximo rendimiento, aunque nos parezca que no sabemos nada y que no estamos aprendiendo nada.

Todas las sensaciones que nos invaden durante el tiempo de preparación llegan a su punto más explosivo justo cuando vemos que la fecha del examen se aproxima. Es muy difícil controlar nuestros miedos, las inseguridades y el cansancio físico y psicológico que conlleva el proceso opositor. A todo ello se suma, en la última fase anterior a cada examen, los nervios y la presión por lo que pueda pasar en esa prueba, y si es el último, el que nos puede llevar a tener plaza o a tener que volver a repetir todo el proceso, esas sensaciones se multiplican por infinito. Todo ello es algo que no se puede evitar del todo, pero sí se debe intentar controlar. Lo bueno es pensar que con todo ello no ganamos nada y si los nervios nos juegan una mala pasada, sí podemos perder. Por todo esto debemos intentar organizar nuestro tiempo según nuestras facultades y controlar los pensamientos y los nervios en la medida de lo posible.

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