Moisés Naím: Toda una lucha contra el poder despiadado del absolutismo

Moisés Naim, autor de El fin del poder.
Moisés Naim, autor de El fin del poder.

El poder está cambiando de manos, un nuevo y terrorífico Gran Hermano con obedientes ejércitos disciplinados y crueldad insaciable recorren el mundo desde el campo a las ciudades.

Moisés Naím: Toda una lucha contra el poder despiadado del absolutismo

"Hoy, el poder se ha hecho más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder"

Moisés Naim

 

El poder nos tiene atemorizados, un poder que nos está arrinconando, hundiéndonos cada día más en la precariedad y la locura, ruina para los desfavorecidos de fortuna. A veces, demasiadas vences, hasta el suicido de muchos inocentes. Me refiero al poder sobre los pueblos y las muchedumbres de las sociedades. Ya no son los perseguidos y explotados proletarios, aquellos a los que los poetas comprometidos invitaron a soñar con un nuevo universo. No quedan paraísos a los que dedicarle tan ingenuo sueño. Hasta entre estos poderes han comenzado a degollarse. Este es el inicio de la crónica, un modo de invitación a la lectura de este denso y sólido libro titulado El fin del Poder: donde potentes empresas que hunden, militares derrotados, Papas que renuncian, gobiernos incompetentes, partidos políticos cuadrilleros cuya desmemoria y mediocridad se precipita hacia el precipicio del juicio final.

“Este fascinante libro, heterodoxo, ilustrativo, e innovador” honda y profusa obra, no falta de emoción, cuyo autor Moisés Naím expone y analiza las distintas formas con las que “El poder se está dispersando cada vez más y los grandes actores tradicionales (gobiernos, ejércitos, empresas, sindicatos, etcétera) que se ven enfrentados a nuevos y sorprendentes cambios, algunos mucho pequeños en tamaño y recursos. Además, quienes controlan el poder ven más restringido lo que pueden hacer con él” Luego los que vivimos aprisionados por este gran matadero, carnicería y deshumanización de la sociedades y los pueblos, nos preguntamos “Qué hacer”, cuando “El mundo económico en plena degeneración dictatorial se está viendo afectado por esta tendencia. Es indudable que los ingresos y la riqueza están cada vez más concentrados, que los ricos acumulan capitales increíbles y que en todas partes hay algunos que no tienen reparo en tratar su dinero en poder político” Con lo que los representantes políticos, ya lo señaló Carlos Marx, se convierten en meros administradores de esos patronos de lo económico. Si a este dominio de absolutismo se le suma decadencia de los denominados “Sindicatos de clases” (habría que matizar que clases), la cruda realidad para lo que no hace mucho tiempo se conocía por “Clase trabajadora”, sumemos la clase media convertida en una víctima más del mercado del consumo, del conductor, vendedor y comprador del capitalismo salvaje total y absoluto.

Un paradigma más de una sociedad en declive que también se refleja en la Iglesia católica, cuando observamos de qué forma su poder absoluto viene mermando “cuyas dificultades para reclutar sacerdotes dispuestos a aceptar el voto de castidad, son un buen ejemplo de como tradiciones milenarias ya no confieren tanto poder como antes”, máxime cuando las pequeñas iglesias evangélicas, con sus nuevos mensajes vienen siendo capaces de mermar el dominio del Vaticano en la amplitud geografía de la América de habla española. Nuevos pequeños poderes que representa. ”La imagen de Gulliver atado al suelo por miles de minúsculos liliputienses capta bien la situación de los gobiernos en estos tiempos gigantes paralizados por una multitud de macropoderes” Victimas de sus propias circunstancias benefactoras, que se le revuelven por multitud de contestatarios. La pregunta es ¿cómo resistir? Viendo la manera de devorándose unos a otros desde arriba creando una crisis mundial. Tomemos a modo de ejemplo “El caos creado por la crisis financiera en Europa es un ejemplo extremo del poder de los mercados financieros mundiales, que pueden imponer condiciones a los gobiernos e incluso, como sucedió en Grecia” Necesario contribuir a derrocarlos cuando se resisten a llevar adelante las reformas económicas implantadas por ellos mismos. Pensemos que el ganar unas elecciones carece de ilusión porque “se extingue el brillo de esa victoria ahora muy rápido para dar paso a la frustración”.

Estamos inmersos entonces, en que “los grandes partidos políticos” se enfrentan al nacimiento de esos “métodos directos e inmediato” que los viene debilitando ante la falta de credibilidad que ofrecen. Aquí la incógnita de lo que puede ocurrir si en estas acciones directas logran introducirse también las grandes finazas de igual forma que han logrado el dominio de los medios de comunicación, donde todo tiene que pasar por el cedazo de sus intereses, la manipulación de la verdadera noticia sobre todo tipo de acontecimientos con los mejores artilugios de lo digital. La respuesta ya se ha producido, por medio de los pequeños que vienen mostrando la lucha bíblica entre el pequeño David frente al poderoso Goliat, pulso esperanzador, aunque los medios económicos publicitarios con las que mantener tan dura batalla requiere poseer igualmente esos medios, que los pequeños no poseen y cuya tarea por lograrlos no resulta fácil. Para ello, la mejor persuasión es ofrecer la permanente y honesta crítica transparente, evitando caer en la trivialidad del consumo, la confusión y la mentira, intentando que la noticia honesta logre triunfos en esta batalla sin piedad. Difundir multiplicándonos en este compromiso con la información decente y crítica.

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