Más de 40 años de cambios en el discurso de Navidad del Rey

Han sido muchas las cosas que han cambiado de 1975 a 2016: transiciones, partidos políticos, formas de pensar, crisis, nuevas generaciones, abdicación del Rey, etc. Cambios que la monarquía ha tenido que saber manejar y controlar para mantenerse hasta hoy en día.

Más de 40 años de cambios en el discurso de Navidad del Rey

Atrás quedan ya más de 40 años de cambios en el discurso de Navidad del Rey. Han sido muchas las cosas que han cambiado de 1975 a 2016: cambios que la monarquía ha tenido que saber manejar y controlar para mantenerse hasta hoy en día.

1975, primer discurso de navidad del Rey Don Juan Carlos I después de la dictadura franquista. Mucho han cambiado las cosas desde un Juan Carlos que felicitaba el año nuevo despidiendo un año que tuvo "un sello de tristeza por la pérdida del que fue por tantos años nuestro generalísimo".

Junto a toda la familia, solo interrumpido en una ocasión por la tos mocosa del todavía príncipe Felipe, y con un amplio Belén detrás. Llama la atención las continuas alusiones a Cristo, invocando a frases bíblicas mediante las que pide unidad y esfuerzo, conformadas por un sentimiento de justicia por el que, en varias ocasiones, dice que hay que luchar. Refiriéndose a él mismo en tercera persona, dice confiar en la unión de las nuevas generaciones dejando a un lado diferencias.

Finaliza su discurso "con las palabras que resonaron en Belén, en esos mismos días, hace veinte siglos: Paz a los hombres de buena voluntad". Un plano general de la familia y otro del Belén despiden la emisión fundiéndose en un fondo negro sobre el que descansa  el escudo de la España franquista acompañado del himno de España.

2016, es el Rey Felipe VI, con la experiencia de dos años en el relevo de su padre, el que toma los mandos del discurso. Es un año políticamente difícil, con tres elecciones a la espalda, y en las que las voces republicanas cada vez suenan más altas. La Casa Real ve peligrar su estabilidad.

Comienza la emisión con un recorrido por los salones y pasillos de la casa real, como si fuera la propia audiencia la que caminara a través de ellos. Aparece el Rey Felipe VI, solo, con un escueto Belén que apenas se deja ver y que el plano va dejando fuera del encuadre cambiando a otro en el que aparece una amplia bandera Española superpuesta delante de una europea. Alude al gran esfuerzo que muestran los españoles para afrontar estas situaciones políticas y de crisis. A lo largo del discurso destacan las palabras "valores, educación, respeto, sociedad, futuro y esperanza".

Finaliza apelando a la unión de los españoles, como su padre en su primer discurso, diciendo que "son tiempos para profundizar en una España donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas" y felicitando las fiestas en euskera, gallego, catalán y castellano. Suena el himno de España acompañado de fotos de su majestades en actos públicos y una última más familiar.

Destaca que en esta ocasión no se alude a ninguna religión y hace el esfuerzo de "olvidar cualquier tiempo pasado".

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