La menopausia provoca un aumento de 6% de peso en una de cada cuatro mujeres

La menopausia genera sobrepeso a una cuarta parte de las mujeres
La menopausia genera sobrepeso a una cuarta parte de las mujeres.

Los estudios demuestran que casi la mitad de los pacientes obesos presentan patología psiquiátrica. Además, hay que destacar la discriminación que padece la mujer obesa en nuestra sociedad.

La menopausia provoca un aumento de 6% de peso en una de cada cuatro mujeres

La menopausia representa una de las etapas más críticas de la mujer, en la que se ven favorecidos el aumento de peso y el desarrollo o agravamiento de la obesidad. Diversos estudios han demostrado que la menopausia se asocia específicamente, y de forma independiente a la edad, a un aumento de aproximadamente el 6 por ciento del peso corporal y del 17 por ciento de grasa.

Según un estudio de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la mayor prevalencia de obesidad en nuestro país se concentra en mujeres entre los 55 y 60 años. Hasta un 25 por ciento de las mujeres en edad menopáusica en España presenta problemas de obesidad, debido en parte a la disminución de estrógenos, que ocasionan modificaciones en la distribución de la grasa corporal.

Las causas de este problema son múltiples y no están claras. Unos estudios relacionan la obesidad con el hipoestrogenismo y otros lo vinculan a la edad, que condiciona un aumento de la ingesta y una disminución del gasto energético. Existen estudios que hablan de que una respuesta alfa adrenérgica baja como la que se produce durante la menopausia puede contribuir a la obesidad. Asimismo, el hipoestrogenismo se ha asociado también con una disminución de la leptina, la molécula que informa al cerebro de la magnitud de las reservas energéticas, y con la alteración de la colecistoquinia (molécula que regula el apetito) y de los niveles de galanina (estimulante de la ingesta de grasas).

Pero prevenir el sobrepeso es posible siguiendo hábitos saludables. La alimentación es un pilar fundamental junto con el ejercicio físico. Una dieta equilibrada rica en calcio, evitando la ingesta de grasas animales y aumentando el consumo de verduras, lácteos y fruta, sumado a la práctica habitual de deporte es el secreto para lograr el objetivo. Hay que tener en cuenta que las necesidades calóricas disminuyen con la edad y que, además, en esta época se produce un cambio en el perfil lipídico de la mujer que le obliga a la ingesta de una mayor cantidad de ácidos grasos monoinsaturados, presentes en el aceite de oliva, y un mayor consumo de pescado azul, lo que tiene un efecto positivo sobre el metabolismo cardiovascular.

Por su parte, el sedentarismo representa un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas y, por eso, la actividad física no sólo ayuda a mantener el peso sino a aumentar la densidad ósea y la masa muscular, disminuyendo el riesgo de caída. Caminar entre 30 y 45 minutos diarios disminuye el riesgo cardiovascular y ayuda a paliar los efectos de los síntomas climatéricos.

Prevenir desde Atención Primaria

En el caso de España, poder dotar los servicios médicos de los Centros de Salud de más recursos, tanto técnicos como humanos, ayudaría a realizar una correcta labor en beneficio tanto del sistema sanitario como del paciente. Sobre todo si se tiene en cuenta que la medicina de atención primaria es una de las armas más efectivas para combatir la obesidad desde la prevención.

El objetivo es lograr un alto nivel de empatía con el paciente. El médico siempre tiene que ser percibido como un aliado para que sus recomendaciones surtan efecto. Aunque esto no siempre sucede así, y me temo que mientras el médico no aprenda a “prescribir ejercicio físico”, poco podremos hacer…

 

 

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