Las meigas que dicen “habelas hainas” pueblan la mágica tierra de Galicia

El hogar de las meigas. / karlos martin
El hogar de las meigas. / karlos martin

Se pueden considerar un símbolo de la nacionalidad gallega y, aunque según la tradición, no todas las meigas fuesen maléficas, constituían un estigma social en tiempos no muy remotos.

Las meigas que dicen “habelas hainas” pueblan la mágica tierra de Galicia

Las meigas, que están muy arraigadas en la tradición popular de Galicia, son personas con gran prominencia dentro del sexo femenino con poderes extraordinarios o mágicos que, a diferencia de las brujas que solo realizan maldades, pueden pactar con el mal para conseguir el bien. Quizá las influencias celtas, con el culto al bosque y los druidas, estén en el origen de esta tradición y por eso es común que actúen como videntes o curanderas, utilizando ensalmos y conjuros.

A este grupo pertenecerían las que, con sus curaciones y adivinaciones, ayudan a la gente, son las meigas buenas, como las que ahuyentan el mal de ojo, las que levantan la paletilla, las que curan la pebida, las que echan las cartas para adivinar el futuro, las voladoiras que pueden volar haciendo acrobacias en el cielo o las vedoiras que pueden comunicarse con el más allá y transmitir mensajes de los muertos para ayudar a los vivos.

Pero no todas las meigas son tan buenas y algunas es mejor no toparse con ellas, como las chuchonas que presentan diferentes caras y se transforman en vampiros o abejorros para chupar la sangre a los niños, las asumcordas que espían a la gente, las marimanta que roban niños como el hombre del saco, las feiticeiras que viven cerca de los ríos e hipnotizan a los jóvenes que se acercan haciéndolos meterse en el agua hasta que se ahogan, las lurpias que se disfrazan de mendigas y si no se les da generosa limosna se vengan provocando daños cerebrales irreversibles en alguien cercano, las lavandeiras que piden a los caminantes ayuda para torcer la ropa y si no lo hacen en la forma correcta la desgracia caerá sobre su familia o las agoreiras que solo son capaces de adivinar lo malo. Para combatir éstas se ha acuñado la frase “Meigas fora” y para protegerse de ellas es preceptivo poner una escoba del revés detrás de la puerta de entrada o llevar ajos y garras de animales a modo de amuleto.

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