El mayor experimento psicológico del mundo

Coronavirus en niños. / Pexels.
Coronavirus en niños. / Pexels.
Es importante reducir al máximo la posibilidad de los pequeños de contraer el coronavirus, por ellos y por quienes los rodean. Pero también es vital que estos pequeños puedan tener un aire de “normalidad” en sus vidas, que puedan ejercitarse, tomar el sol, jugar, etc. 
El mayor experimento psicológico del mundo

La psicóloga Elke van Hoof, de la Universidad Libre de Bruselas, escribió el pasado mes de abril que el confinamiento diseñado para contener la COVID-19 ha sido “el mayor experimento psicológico del mundo”. Y no se equivocaba: menos de 3 meses después una encuesta de la Universidad Johns Hopkins revelaría que el número de personas con distrés psicológico creció de un 3,9% antes de esta crisis a un 13,6%. Al contrario de lo que cabría esperar, el aumento es más alarmante en la franja de 18 a 29 años, en la que estos síntomas se han multiplicado por ocho, de un 3,7% a un 24%.

Y los niños no son la excepción: una encuesta realizada en España por la organización Aldeas Infantiles, a medio millar de niños y adolescentes de sus programas de acogimiento, al 74 % le preocupa que las personas cercanas a ellos se infecten con la enfermedad y al 66 % no poder visitar a sus familiares y amigos. Más de la mitad de los menores temen que la vida no vuelva a ser la misma después de la pandemia y a cuatro de cada diez les inquieta no poder volver a la escuela.

Otro estudio realizado en la provincia de Hubei y publicado en JAMA Pediatrics reveló que después de solo 33 días de confinamiento, de los 2,330 niños en edad escolar encuestados el 22.6 % aseguró tener síntomas de depresión y el 18.9% estaban experimentando ansiedad.

En EE UU, el psicólogo infantil y fundador del Boston Child Study Center Ryan Madigan, asegura que ha visto un incremento del 40% en niños con problemas psicológicos. El experto afirma que es muy importante que los padres acompañen a sus hijos en esta época de incertidumbre y se muestren disponibles para hablar sobre los sentimientos.

Además de los temores y la ansiedad generada por la situación de confinamiento, el cierre de los colegios, y la inhabilidad de abrirlos oportunamente podría afectar gravemente el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños; y para los adolescentes podría incluso aumentar el riesgo de sufrir enfermedades mentales. Cabe resaltar también, que es en los colegios donde con mayor frecuencia se detecta y se anima a los estudiantes a buscar ayuda de profesionales en salud mental; en EE UU el porcentaje de adolescentes que reciben apoyo en las escuelas en esta área llega al 13%.

Según la UNESCO, son aproximadamente 1.6 mil millones de estudiantes en 190 países que han visto interrumpidas sus actividades por el coronavirus, esto se traduce en el 90% de los niños en edad escolar del mundo. Para algunos expertos, esta generación de niños podría verse en un futuro como una “generación perdida”, pues los cierres escolares además de generar diversos problemas mentales entre los pequeños, agrandará las desigualdades de aprendizaje, pues no todos tienen el mismo acceso a la tecnología. Por último, los casos de pequeños que puedan estar viviendo en ambientes no seguros, o que no tengan los suficientes alimentos para crecer sanos afectarán también y marcarán a un número de niños que aún es difícil determinar.

No hay una respuesta fácil para este momento. Es importante reducir al máximo la posibilidad de los pequeños de contraer el coronavirus, por ellos y por quienes los rodean. Pero también es vital que estos pequeños puedan tener un aire de “normalidad” en sus vidas, que puedan ejercitarse, tomar el sol, jugar, etc. Actividades que les ayudan a desarrollarse y a reducir la posibilidad de caer en estados de ansiedad y estrés derivados de la drástica interrupción de su rutina. Sabina Covo en @mundiario

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