¡Manifiéstense, taxistos, anestesistos, astronautos, violinistos, taxidermistos, ... para masculinizar su profesión!
... porque todos somos iguales, ¿o no?, señora portavoza de Podemos.
La obsesión de feminizar todo aquello que, en apariencia, parece sólo masculino, nos obliga a escuchar expresiones sublimes, algunas ya antañonas, como jóvenes y jóvenas, miembros y miembras, hasta la recientísima portavoces y portavozas de la sin par novia de Podemos, Irene Montero.
También se expresó en esta línea de innovación lingüística de género la vicepresidenta de la Generalidad de Valencia, en una conferencia en la Universidad de Valencia, titulada “Del silencio a la palabra”, poético y prometedor título para un razonamiento decepcionante:
“Hasta hace poco no existían juezas, maestras, abogadas, porque no existía el término”.
Con tan simplón razonamiento, la señora Oltra es capaz de resolver la igualdad de género, las cuotas de igualdad y hasta el problema del empleo, pues por arte de “birlibirloque”: feminiza cualquier profesión, existente o inexistente, y ¡hale hop!, empiezan a aparecer ingenieras, astronautas o lo que sea. Es decir, la creación del nombre representativo de una profesión genera, según ella, por arte de magia, a la mujer ejerciente de esa profesión.
Señora Oltra, hace decenas de años, afortunadamente, que las aulas universitarias de las ramas más diversas se llenaron de mujeres. Se queda usted, como tantas otras, una vez más, en la anécdota, en la ocurrencia. Ni el lenguaje, ni la ley de cuotas, ni manifestaciones rimbombantes como la suya resuelven los problemas de igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
Con su infantil razonamiento y el de otras personas que piensan igual que usted, podrían manifestarse en todas las plazas españolas taxistos, periodistos, astronautos, violinistos, anestesistos, pediatros, acuarelistos, accionistos, alpinistos, analistos, automovilistos, ... y no sigo para no cansar a los lectores.
Recordaré que el año 2016 los diputados de Podemos y Compromís propusieron cambiar el nombre al Congreso de los diputados en la primera reforma que se hiciera de la Constitución, por el de Congreso de los diputados y las diputadas.
¡Dediquen su tiempo, representantes de la soberanía popular, a cuestiones que sirvan para resolver los problemas de los españoles! ¿Cuándo se pondrán de acuerdo en una ley de educación estable, sensata, ni de izquierdas ni de derechas, ni nacionalista ni centralista, ni religiosa ni antirreligiosa, ni feminista ni machista? @mundiario